Сдам Сам

ПОЛЕЗНОЕ


КАТЕГОРИИ







Los mъltiples modelos de concubinato





Una tesis antigua, poco ha sugerida por Louis Chevalier, y reactualizada por Edward Shorter, tiende a hacer del concubinato obrero que se extiende en las ciudades de la primera mitad del siglo XIX un nuevo modelo de sexualidad ilegнtima. Hartos de las relaciones manipuladas, los jуvenes inmigrantes que acaban de escapar a la tutela de la comunidad rural, poco sensibles a un control social que se ha vuelto mбs distante, tratan de anudar uniones salvajes que justifican el desarrollo de relaciones expresivas. Con ello configurarнan un tipo propiamente popular de uniуn extraconyugal, mientras que en el seno de las clases medias se reforzaba la estructura de la cйlula familiar restringida.

Por desgracia, los hechos no se muestran totalmente de acuerdo con esta exaltaciуn de la ilegitimidad popular. Michel Frey ha analizado la estructura de 8.588 parejas ilegнtimas en el Parнs de la monarquнa de Julio. Los obreros sуlo representan los dos tercios del efectivo masculino, muy ampliamente variado, mientras que las obreras proporcionan las nueve dйcimas partes de las concubinas. Ademбs, el grupo aquн calificado como obrero se compone en su mayorнa de artesanos, de pequeсos comerciantes, asн como de una poblaciуn dispersa de domйsticos, jornaleros y vendedores ambulantes; los trabajadores de manufacturas no significan mбs que el 10,4% del conjunto. Las concubinas, por el contrario, pertenecen casi todas a un proletariado de sirvientas y obreras de fбbrica o industrias. Esta disimetrнa permite augurar la enorme complejidad de la prбctica concubinaria. Michel Frey demuestra por otra parte que en Parнs, en 1847, no se da una correlaciуn entre la densidad obrera y la amplitud del concubinato; al contrario, mбs bien parece que, por estas fechas, las categorнas trabajadoras estaban dando ya pruebas de una excepcional propensiуn al matrimonio.

Por limitadas que sean estas indagaciones, incitan a la prudencia. De hecho, tras el tйrmino de concubinato se oculta una prбctica multiforme. No se trata de negar la amplitud de la ilegitimidad popular; sin olvidar que son numerosas las uniones precoces, frecuentemente calcadas sobre el modelo conyugal, cuya regularizaciуn se halla retrasada por los gastos que impondrнa el matrimonio. Como advierte Pierre Pierrard, en Lille la adquisiciуn del vestuario para la boda, la formaciуn del ajuar, los honorarios del acto religioso, el gasto que representan la publicaciуn de las proclamas y el banquete nupcial hacen retroceder a no pocos candidatos a la uniуn legнtima. Los papeles exigidos por la administraciуn resultan difнciles de reunir; para gente desarraigada, suponen una correspondencia inusual y unas gestiones onerosas; antes de 1850, los indigentes no se beneficiaban de la gratuidad de las actas. El 20% de los canuts (obreros de la seda) de Lyon que se casaron en 1844 vivнan ya en concubinato, y la gran mayorнa de los mismos (80%) legitimaban tambiйn a sus hijos nacidos durante el periodo de relaciones prenupciales. “Estб claro —anota Laura Strumingher— que, de acuerdo con el modelo cultural adoptado por estos artesanos, la uniуn sexual y el hecho de tener hijos no constituнan de por sн razones suficientes para contraer matrimonio”.

La poblaciуn urbana popular se muestra mбs tolerante que la comunidad campesina; el control familiar se deja sentir con menos fuerza en la ciudad. Con tanta mбs facilidad se admite que una muchacha “se aproveche de su juventud” cuanto que concubinato y matrimonio tienen, en estas circunstancias, casi el mismo contenido y que ningъn patrimonio corre peligro. La chica que dispone de un salario puede formular ademбs sus exigencias con autoridad. Los encuestadores sociales repiten a porfнa que es difнcil que la mujer logre subsistir sin un hombre en el corazуn de la gran ciudad. La concubina se encuentra, por consiguiente, en inferioridad de condiciones con respecto a su compaсero. Y por ello le resulta mucho mбs penoso imponer la regularizaciуn de su uniуn; sin contar con que el rumor desaprobador que pesa entonces sobre el joven no llega a hacerse tan imperioso como en el seno de la comunidad campesina.

La naturaleza del concubinato varнa tambiйn segъn la duraciуn de la cohabitaciуn. En Parнs, en 1847, el 43% de los “falsos hogares” llevan formados menos de tres aсos; no es, por tanto, improcedente considerarlos como matrimonios de ensayo. En cambio, el 34% de las parejas cohabitan desde hace mбs de seis aсos; una duraciуn que revela en los integrantes de la pareja un innegable desdйn por las normas.

A la ilegitimidad calificada por Michel Frey como obrera, y que resulta ser disimйtrica en detrimento de la mujer, viene a aсadirse un concubinato de dependencia, que une a un buen tercio de burgueses grandes o pequeсos, con costureras, planchadoras o dependientas. En ciertos casos, estas uniones tienen mucho que ver con la sexualidad de espera. Asн por ejemplo, la uniуn temporal del estudiante y la modistilla. La novela ha trazado el modelo de la muchacha fбcil, ingenua, espiritual, asidua de los merenderos, que encarna el dinamismo, el frescor y la sinceridad de los suburbios; simplicidad y ligereza sostenidas que tienen sin duda como funciуn descargar el cinismo de la ruptura que sanciona el final de los estudios. Segъn Jean Estиbe, que analiza el comportamiento juvenil de los futuros ministros de la Tercera Repъblica, todos los alumnos de las Escuelas superiores elogian la abnegaciуn espontбnea de la chica a la que llaman la “estudiante”. No hay politйcnico sin su modistilla, que lo acompaсa a las reuniones de la promociуn; al hilo de los aсos, el joven va dando una orientaciуn mбs conyugal a sus hбbitos. Si cuenta con los medios para ello, abandona a la muchacha para darse el lujo de una liaison elegante o, mбs sencillamente, para recurrir a los encantos de una mujer galante (lorette); figura mбs inquietante, enganchada ya en el ciclo de la venalidad, y cuyo auge vendrб a compensar en seguida la declinaciуn de la modistilla.

El matrimonio del oficial se ve obstaculizado por el reglamento draconiano, los cambios de guarniciуn y la obligaciуn de la dote. El militar tiene que aguardar a veces a su retiro para casarse. Si se decide a escapar a la asidua frecuentaciуn de los burdeles, se le permite vivir en concubinato, con tal de que la liaison se mantenga discretamente y su compaсera dй muestras de una cierta distinciуn. Segъn William Serman, un buen nъmero de oficiales del Segundo Imperio se resignan a esta soluciуn temporal. Los amores del artista y su modelo constituyen a su vez un tуpico novelesco; pero no hay ningъn estudio que nos permita medir su validez.

Algunas de estas uniones de dependencia parecen haber sido mбs duraderas. Para el cйlibe tranquilo, “emparejarse” constituye una necesidad cuyo carбcter imperativo hay que calibrar. Porque en tales circunstancias al hombre solo se le hace difнcil y muy ridнculo ejecutar ciertas tareas domйsticas que reclaman mucho tiempo y una presencia continua. Encender y mantener el fuego, traer agua fresca, evacuar las aguas residuales, cocinar, cuidar de la ropa, constituyen un conjunto de tareas que hacen retroceder a mбs de un empleado cйlibe, cansado de los restaurantes baratos. En el campo, la opiniуn comъn tolerarнa mal esta inversiуn de papeles. Se ofrece entonces la tentaciуn del concubinato ancilar o de la uniуn con una buena mujer, plбcida y confortable, cuya abnegaciуn no se sabe muy bien si se ha de considerar como la de una esposa o la de una sirvienta. En las campiсas de Gйvaudan, la pareja del amo y la criada le da un rodeo al problema de la dote; a la espera de una mejor situaciуn financiera, constituye la ъnica forma posible de uniуn.

No confundamos estas confortables uniones con los amores ancilares del esposo aficionado a la carne joven. En el campo, una prбctica como йsta ha subsistido durante mucho tiempo, en sus formas antiguas. Numerosos asuntos de infanticidio introducen en escena a un “amo” que, de acuerdo con su esposa, o incluso de su suegra, no vacila en despedir a la criada encinta por obra suya. En Nantes, ya a finales del siglo XVIII, este tipo de uniуn de dependencia, tejida de venalidad, parece no obstante ir cediendo poco a poco a una nueva relaciуn teсida de respetabilidad, sazonada de sentimiento. El esposo preferirб en adelante mantener a la chica fuera del domicilio conyugal instalбndole una casa propia. Pero, tambiйn en casos como йstos, se impone la prudencia: otro conjunto de datos ha llevado a Marie-Claude Phan a identificar, por el contrario, un auge de las uniones ancilares por esta misma йpoca.

Sea de ello lo que sea, y es muy posible que las prescripciones del Cуdigo Civil no hayan sido ajenas a esta evoluciуn, la muchacha mantenida o “entretenida” se convierte en seguida en una figura familiar de la gran ciudad de la monarquнa censataria. Balzac consagrу una de sus novelas, Une double famille, a diseccionar los placeres y las angustias de este delicado reparto. El auge de la privacy afecta tambiйn a las conductas venales; al burguйs le gusta encontrar en casa de su amante el bienestar de su propio hogar, ademбs de una pizca de erotismo. El modelo de la querida discretamente mantenida, fiel a su amante, se perfila frente a la esposa tranquilizadora y delicada. Una y otra viven pendientes del hombre, a su espera impaciente.







ЧТО И КАК ПИСАЛИ О МОДЕ В ЖУРНАЛАХ НАЧАЛА XX ВЕКА Первый номер журнала «Аполлон» за 1909 г. начинался, по сути, с программного заявления редакции журнала...

ЧТО ТАКОЕ УВЕРЕННОЕ ПОВЕДЕНИЕ В МЕЖЛИЧНОСТНЫХ ОТНОШЕНИЯХ? Исторически существует три основных модели различий, существующих между...

Что способствует осуществлению желаний? Стопроцентная, непоколебимая уверенность в своем...

Система охраняемых территорий в США Изучение особо охраняемых природных территорий(ООПТ) США представляет особый интерес по многим причинам...





Не нашли то, что искали? Воспользуйтесь поиском гугл на сайте:


©2015- 2024 zdamsam.ru Размещенные материалы защищены законодательством РФ.