Сдам Сам

ПОЛЕЗНОЕ


КАТЕГОРИИ







La atracciуn de Erik hacia Sue





 

Erik, solo en su aislamiento impuesto por йl mismo, anhelaba que lo amaran y se preocuparan por йl sin tener que arriesgarse a la intimidad. Cuando Sue se acercу a йl el dнa en que se conocieron, seсalando en forma tбcita su aceptaciуn del medio principal de Erik para evitar a la gente, su obsesiуn con los deportes, Erik se preguntу si no habrнa encontrado realmente a su mujer ideal: alguien que lo quisiera y, al mismo tiempo, lo dejara en paz. Si bien Sue se quejу con sutileza por su falta de atenciуn al sugerir que en su primera cita no hubiese televisiуn, йl siguiу suponiendo que ella tenнa un alto grado de tolerancia para la distancia. De no ser asн, ella lo habrнa evitado desde el comienzo.

En realidad, la evidente falta de experiencia social de Erik y su incapacidad de relacionarse emocionalmente fueron elementos atractivos para Sue. Su torpeza hacнa que lo estimara y, al mismo tiempo, le aseguraba que йl no podrнa buscar otras personas, inclusive mujeres que aman demasiado, sentнa un profundo temor al abandono. Era mejor estar con alguien que no satisfacнa del todo sus necesidades pero a quien no perderнa, que estar con alguien mбs cariсoso y a quien ella pudiera amar mбs, que podrнa dejarla por otra persona.

Ademбs, el aislamiento social de Erik le proporcionaba algo que hacer: tender un puente sobre el abismo que se extendнa entre йl y las demбs personas. Ella podнa interpretarlo, a йl y a su idiosincrasia, para el resto del mundo, y atribuir a la timidez mбs que a la indiferencia su retiro del contacto social. En otras palabras, йl la necesitaba.

Sue, por otra parte, se exponнa a una situaciуn que serнa una rйplica de todos los peores aspectos de su niсez: la soledad, la espera por amor y atenciуn, el profundo desencanto y, finalmente, la furiosa desesperaciуn. Al tratar de obligar a Erik a cambiar, su conducta no hizo mбs que confirmar los temores que sentнa Erik de las relaciones e hizo que йl se apartara mбs aun.

Pero Erik cambiу en forma drбstica, debido a una serie de acontecimientos profundamente conmovedores en su vida. Se volviу dispuesto a enfrentar a su dragуn, el miedo a la intimidad, a fin de evitar convertirse en otra versiуn de su padre frнo e intratable. El hecho de que se identificara tanto con el pequeсo y solitario Tim fue un factor importante en su compromiso de cambiar. Pero ese cambio en йl impuso un cambio en cada miembro de la familia. Sue, catapultada de ser ignorada y evitada a ser buscada y cortejada, se vio obligada a enfrentar su propia incomodidad con el hecho real de recibir la atenciуn afectuosa que anhelaba. Para Sue y Erik habrнa sido difнcil detenerse en ese punto, con la situaciуn invertida y el perseguidor perseguido, quien antes evitaba ahora era evitado. Simplemente podrнan haber intercambiado sus papeles, manteniendo sus distancias y su nivel de comodidad. Pero tuvieron el coraje de mirar en mayor profundidad, y luego de intentar, con la ayuda de la terapia y el apoyo de un grupo comprensivo y empбtico, arriesgarse a unirse realmente como pareja y, con Tim, como familia.

No hay forma de exagerar la importancia de los encuentros iniciales para todos nosotros. Como terapeuta, el impacto que me produce un nuevo paciente me proporciona parte de la informaciуn mбs importante que recibirй de esa persona. A travйs e lo que dice y de lo que queda sin decirse, y de todo lo que revela el aspecto fнsico –postura, aseo, expresiуn facial, modales y gestos, tono de voz, contacto visual o su falta, actitud y estilo– recibo una abundancia de informaciуn sobre la forma en que ese paciente opera en el mundo, en particular bajo tensiуn. Todo contribuye a obtener una impresiуn fuerte e innegablemente subjetiva, que me proporciona una sensaciуn intuitiva de cуmo serб trabajar con esa persona en la relaciуn terapйutica.

Mientras que yo, como terapeuta, trato de evaluar en forma conciente el enfoque de vida de mi paciente, cuando se conocen dos personas se produce un proceso muy similar, aunque menos deliberado y consciente. Cada uno trata de responder algunas preguntas acerca del otro, sobre la base de la cantidad de informaciуn que se telegrafнa automбticamente durante esos primeros instantes juntos. Las preguntas que se formulan en silencio son, por lo general, muy simples. їEres alguien con quien tengo algo en comъn?їPuedo beneficiarme de alguna manera al cultivar una amistad contigo?їEs divertido estar contigo?

Pero a menudo se formulan otras preguntas, que dependen de quiйnes sean esas personas y de lo que deseen. Para todas las mujeres que aman demasiado, hay preguntas mбs fuertes detrбs de las obvias, racionales y prбcticas, preguntas que todas nos esforzamos por responder porque provienen de lo profundo de nuestro interior.

“їMe necesitas?”, pregunta en secreto la mujer que ama demasiado.

“їMe cuidarбs y solucionarбs mis problemas?”, es la muda interrogaciуn que subyace a las palabras del hombre que la elegirнa como pareja.

 

La Bella y la Bestia

“Hay muchos hombres”, dijo la Bella,

“que son peores monstruos que tъ,

y yo te prefiero a pesar de tu aspecto...”

La Bella y la Bestia

 

En las historias de los dos capнtulos anteriores, las mujeres expresaban de manera uniforme una necesidad de ser ъtiles, de ayudar a los hombres con quienes se relacionaban. En efecto, la oportunidad de ayudar a esos hombres constituнa el ingrediente principal de la atracciуn que sentнan. Los hombres, a su vez, indicaban que habнan estado buscando a alguien que pudiera ayudarlos, que pudiera controlar su comportamiento, hacerlos sentir a salvo, o “salvarlos”: alguien que fuera, en las palabras de uno de mis pacientes, la “mujer de blanco”.

Este tema central de mujeres que redimen a los hombres a travйs del don de su amor desinteresado, perfecto, que todo lo acepta, no es de ningъn modo una idea moderna. Los cuentos de hadas, que representan tan bien las lecciones de la cultura que los crea y perpetъa, han venido ofreciendo desde hace siglos versiones de este drama.

En La Bella y la Bestia, una joven bella e inocente conoce a un monstruo repulsivo y aterrador. Para salvar a su familia de la ira del monstruo, la joven acepta vivir con йl. Al llegar a conocerlo, a la larga vence su odio inicial y, finalmente, llega a amarlo, a pesar de su personalidad animal. Cuando eso sucede, claro estб, se produce un milagro: йl queda liberado de su aspecto bestial y recupera su forma, no sуlo humana, sino tambiйn principesca. El prнncipe recuperado pasa a ser su pareja agradecida y adecuada. De esta manera, el amor de la joven y su aceptaciуn del monstruo se ven pagados con creces cuando ella asume su lugar apropiado junto a йl, para compartir una vida de dicha y buenaventura.

La Bella Y la Bestia, al igual que todos los cuentos de hadas que han perdurado a travйs de los siglos de ser contados una y otra vez, encarna una profunda verdad espiritual en el contexto de una historia irresistible. Las verdades espirituales son muy difнciles de comprender y mбs difнciles aъn de poner en prбctica porque a menudo van en contra de los valores contemporбneos. Por lo tanto, hay una tendencia a interpretar los cuentos de hadas en una forma que refuerce la tendencia cultural. Al hacerlo, es fбcil pasar por alto su significado mбs profundo. Mбs adelante analizaremos la profunda lecciуn espiritual que tiene para nosotros La Bella y la Bestia. Pero primero debemos examinar la tendencia cultural que este cuento de hadas parece acentuar: el hecho de que una mujer puede cambiar a un hombre si lo ama lo suficiente.

Esta creencia, tan poderosa, tan generalizada, se infiltra hasta el centro de nuestras psiquis individuales y grupales. En nuestra forma diaria de hablar y de actuar se ve reflejada la tбcita suposiciуn cultural de que podemos cambiar a alguien, para mejor, mediante la fuerza de nuestro amor y de que, si somos mujeres, es nuestro deber hacerlo. Cuando alguien a quien queremos no actъa ni siente como nosotras desearнamos, buscamos maneras de intentar cambiar la conducta o el бnimo de esa persona, por lo general, con la bendiciуn de otros que nos dan consejos y aliento en nuestros esfuerzos. (“Has probado...?”). Las sugerencias pueden ser tan contradictorias como numerosas, pero pocos amigos y parientes pueden resistirse a la tentaciуn de hacerlas. Todos se concentran en ayudar. Incluso los medios de comunicaciуn entran en escena, no sуlo reflejando este sistema de creencias sino ademбs, con su influencia, reforzбndolo y perpetuбndolo mientras continъan delegando el trabajo a las mujeres. Por ejemplo, tanto las revistas para mujeres como ciertas publicaciones de interйs general siempre parecen publicar artнculos del tipo “Cуmo ayudar a su hombre a ser mбs...”, mientras que en las revistas para hombres los correspondientes artнculos sobre “Cуmo ayudar a su mujer a ser mбs...! virtualmente no existen.

Y las mujeres compramos estas revistas y tratamos de seguir su consejo, con la esperanza de ayudar al hombre de nuestra vida a convertirse en lo que queremos y necesitamos que sea.

їPor quй a las mujeres nos atrae tan profundamente la idea de convertir a alguien infeliz, enfermo o peor en nuestra pareja perfecta? їPor quй es un concepto tan atractivo, tan perdurable?

Para algunos, la repuesta parecerнa obvia: la йtica judeo-cristiana encarna el concepto de ayudar a aquellos que son menos afortunados que nosotros. Nos enseсan que es nuestro deber responder con compasiуn y generosidad cuando alguien tiene un problema. No juzgar sino ayudar: esa parece ser nuestra obligaciуn moral.

Lamentablemente, estos motivos virtuosos de ninguna manera explican por completo el comportamiento de millones de mujeres que eligen como pareja a hombres que son crueles, indiferentes, abusivos, emocionalmente inaccesibles, adictos, o incapaces por alguna otra razуn de ser cariсosos y de interesarse por ellas. Las mujeres que aman demasiado hacen esas elecciones impulsadas por una necesidad de controlar a quienes estбn mбs cerca de ellas. Esa necesidad de controlar a otros se origina en la niсez, durante la cual se experimentan muchas emociones abrumadoras: miedo, furia, insoportable tensiуn, culpa, vergьenza, pena por otros y por uno mismo. Una niсa que creciera en un ambiente asн serнa afectada por esas emociones hasta el punto de ser incapaz de funcionar a menos que desarrollara formas de protegerse. Siempre, sus herramientas de autoprotecciуn incluyen un poderoso mecanismo de defensa, la negaciуn, y una igualmente poderosa motivaciуn subconsciente, el control. Todos empleamos inconscientemente mecanismos de defensa tales como la negaciуn a lo largo de nuestra vida, a veces por cuestiones bastante triviales y otras veces por asuntos y acontecimientos importantes. De otro modo, tendrнamos que enfrentar el hecho de que nuestra imagen idealizada de nosotros mismos y de nuestras circunstancias no concuerda con lo que somos y lo que pensamos y sentimos realmente. El mecanismo de negaciуn resulta especialmente ъtil para ignorar informaciуn con la que no queremos tratar. Por ejemplo, el no advertir (negar) cuбnto estб creciendo un hijo puede ser una manera de evitar sentimientos relacionados con el abandono del hogar por parte de ese hijo. O el no ver ni sentir (negar) el aumento de peso que se refleja tanto en el espejo como en la ropa ajustada puede permitir que sigamos deleitбndonos con nuestras comidas favoritas.

Se puede definir a la negaciуn como el hecho de rehusarse a admitir la realidad en dos niveles: en el nivel de lo que estб sucediendo en realidad, y en el nivel de los sentimientos. Examinemos la forma en que la negaciуn ayuda a preparar a una niсita para crecer y convertirse en una mujer que ama demasiado. Cuando niсa puede, por ejemplo, tener un progenitor que rara vez estб en casa por las noches debido a aventuras extramatrimoniales. Al decirse ella misma, o al decirle otros miembros de la familia, que ese progenitor esta “trabajando”, ella niega que haya problemas entre sus padres o que estй sucediendo algo anormal. Eso evita que sienta miedo por la estabilidad de su familia y por su propio bienestar. Ademбs, ella se dice que ese progenitor estб trabajando mucho, lo cual despierta compasiуn en lugar de la ira y la vergьenza que sentirнa si enfrentara la realidad. De esa manera, niega tanto la realidad como sus sentimientos con respecto a esa realidad, y crea una fantasнa con la que le resulta mбs fбcil vivir. Con la prбctica, adquiere mucha habilidad para protegerse del dolor en esa forma, pero al mismo tiempo pierde la capacidad de elegir libremente lo que hace. Su negaciуn obra en forma automбtica, involuntaria.

En una familia disfuncional siempre hay una negaciуn compartida de la realidad. Por serios que sean los problemas, la familia no se vuelve disfuncional a menos que se produzca la negaciуn. Mбs aъn, si algъn miembro de la familia no se vuelve disfuncional a menos que se produzca la negaciуn. Mбs aъn, si algъn miembro de la familia intentara librarse de esa negaciуn, por ejemplo, describiendo la situaciуn familiar en tйrminos precisos, el resto de la familia se resistirнa con fuerza a esa percepciуn. A menudo se utiliza el ridнculo para poner a esa persona en su lugar, o, si eso fallara, el miembro renegado de la familia es excluнdo del cнrculo de aceptaciуn, afecto y actividad.

Nadie que utilice el mecanismo de defensa de la negaciуn hace una elecciуn consciente de excluir la realidad, de usar anteojeras a fin de dejar de registrar con precisiуn lo que dicen y hacen los demбs, como nadie en quien opere la negaciуn decide dejar de sentir sus propias emociones. Simplemente “sucede” a medida que el yo, en su lucha por proporcionar protecciуn contra los miedos, las cargas y los conflictos abrumadores, cancela la informaciуn que resulta demasiado problemбtica.

Es posible que una niсa cuyos padres pelean con frecuencia invite a una amiga a pasar la noche en su casa. Durante la visita de su amiga, ambas niсas despiertan por la noche debido a las fuertes discusiones de los padres. La visitante susurra: “Oye, quй ruidosos son tus padres. їPor quй gritan asн?”.

La hija avergonzada, que ha permanecido despierta durante muchas peleas, responde vagamente: “no lo sй”, y luego permanece allн, angustiada e incуmoda, mientras los gritos continъan. La pequeсa invitada no tiene idea de por quй su amiga comienza a evitarla de allн en adelante.

La hija rechaza a su invitada porque йsta fue testigo del secreto familiar, y por lo tanto le recuerda lo que ella preferirнa negar. Los hechos embarazosos como la pelea de los padres durante esa visita son tan dolorosos que la hija se siente mucho mбs cуmoda negando la verdad, y de esa manera evita, cada vez con mбs asiduidad, cualquier cosa o cualquier persona que amenace desmantelar su defensa contra el dolor. No quiere sentir su vergьenza, su miedo, su ira, desamparo, pбnico, desesperaciуn, pena, resentimiento, hastнo. Pero debido a que esas emociones fuertes y conflictivas son aquello contra lo que ella tendrнa que luchar si se permitiera sentir algo, prefiere no sentir nada. Йsta es la fuente de su necesidad de controlar a las personas y los acontecimientos de su vida. Al controlar lo que sucede a su alrededor, trata de crear para sн misma una sensaciуn de seguridad. Nada de conmociones, nada de sorpresas, nada de sentimientos.

Cualquier persona que se encuentre e una situaciуn incуmoda trata de controlarla, en la medida en que le sea posible. Esta reacciуn natural se exagera en los miembros de una familia enferma porque hay mucho dolor. Recuerde la historia de Lisa, cuando sus padres la presionaban para que obtuviera mejores calificaciones en la escuela: habнa cierta esperanza realista de que sus calificaciones podнan ser mejores, pero poca oportunidad de modificar la conducta alcohуlica de su madre; por eso, en vez de enfrentar las devastadoras implicaciones de la impotencia familiar ante el alcoholismo de la madre, prefirieron creer que la vida de la familia mejorarнa siempre y cuando Lisa se desempaсara mejor en la escuela.

Recuerde tambiйn que Lisa se esforzaba por mejorara (controlar) la situaciуn “siendo buena”. Su buena conducta no era, de ningъn modo, una expresiуn sana de su deleite por su familia. Todo lo contrario. Cada tarea que realizaba en su casa sin que se lo pidieran representaba un intento desesperado de rectificar las insoportables circunstancias de la familia, por las cuales ella, de niсa, se sentнa responsable.

Es inevitable que los hijos carguen con un sentimiento de culpa por problemas graves que afectan a su familia. Eso se debe a que, a travйs de sus fantasнas de omnipotencia, creen que son la causa de las circunstancias familiares y que tienen el poder de modificarlas, para bien o para mal. Al igual que Lisa, muchos hijos infortunados reciben activamente la culpa, por parte de los padres o de otros miembros de la familia, por problemas sobre los cuales los niсos no tienen control. Pero aъn sin la acusaciуn verbal de otros, un niсo asume una gran parte de la responsabilidad por los problemas de su familia.

Para nosotros no resulta fбcil ni cуmodo considerar que el comportamiento desinteresado, el “ser bueno” y los esfuerzos por ayudar pueden ser en realidad intentos de controlar, y que no tienen motivaciones altruistas. Yo vi esta dinбmica representada en forma sencilla y sucinta en el cartel ubicado en la puerta de una agencia donde trabajй una vez. Mostraba un cнrculo en dos tonos, cuya parte superior era un sol naciente amarillo y brillante y cuya ayuda es el lado soleado del control”. Servнa para recordarnos a los terapeutas y a nuestros pacientes que debemos analizar constantemente los motivos que hay detrбs de nuestra necesidad de cambiar a los demбs.

Cuando los esfuerzos por ayudar provienen de personas con antecedentes desdichados, o que estбn atravesando relaciones llenas de tensiones, siempre hay que sospechar la necesidad de controlar. Cuando hacemos por otro lo que йl mismo puede hacer, cuando planeamos el futuro o las actividades diarias de otro, cuando sugerimos, aconsejamos, recordamos, advertimos o tratamos de persuadir con halagos a alguien que no es una criatura, cuando no podemos soportar que esa persona enfrente las consecuencias de sus actos y por eso tratamos de cambiar sus actos o prevenir las consecuencias de los mismos: eso es controlar. Nuestra esperanza es que si podemos controlar a esa persona, entonces podemos controlar nuestros sentimientos en los aspectos en que nuestra vida se ъne a la suya. Y, por supuesto, cuanto mбs nos esforzamos por controlarlo, menos podemos hacerlo. Pero no podemos detenernos.

Una mujer que habitualmente practica la negaciуn y el control se verб atraнda a situaciones que exijan esas caracterнsticas. La negaciуn, al mantenerla fuera de contacto con la realidad de sus circunstancias y de sus sentimientos respecto de esas circunstancias, la llevarб a relaciones cargadas de dificultad. Entonces ella emplearб toda su habilidad para ayudar/controlar a fin de hacer que la situaciуn sea mбs tolerable, negando todo el tiempo lo grave que es en realidad. La negaciуn alimenta la necesidad de controlar, y el inevitable fracaso en los intentos de controlar, alimenta la necesidad de negar.

Esta dinбmica se ve ilustrada en las siguientes historias. Estas mujeres han ganado una buena medida de discernimiento en su conducta mediante la terapia y, cuando fue apropiado debido a la naturaleza de sus problemas, por medio del contacto con otros grupos de apoyo. Han podido reconocer su patrуn de querer ayudar como lo que realmente era: un intento con motivaciones subconscientes de negar su propio dolor controlando a quienes tenнan mбs cerca. La intensidad del deseo de cada mujer de ayudar a su pareja es un indicio de que se trata mбs de una necesidad que de una elecciуn.

 

 

CONNIE: treinta y dos aсos; divorciada, con un hijo de once aсos.

 

Antes de la terapia yo no podнa recordar una sola cuestiуn por la que mis padres pelearan. Lo ъnico que podнa recordar era que peleaban constantemente. Todos los dнas, en todas las comidas, casi a cada minuto. Se criticaban, estaban en desacuerdo y se insultaban, mientras mi hermano y yo nos mirбbamos. Papб se quedaba en su trabajo, o donde fuera, todo el tiempo que podнa, pero tarde o temprano tenнa que volver a casa, y entonces todo empezaba otra vez. Mi papel en todo esto era, en primer lugar, fingir que no pasaba nada malo, y segundo, tratar de distraer a uno de ellos o a ambos entreteniйndolos. Yo sacudнa la cabeza, le mostraba una amplia sonrisa y hacнa cualquier chiste o cualquier tonterнa que se me ocurriera para captar su atenciуn. En realidad, por adentro estaba muerta de miedo, pero el miedo me impedнa actuar con sensatez. Por eso hacнa payasadas y chistes, y pronto el ser simpбtica se convirtiу en un trabajo de tiempo completo. Practiquй tanto en casa que despuйs de un tiempo empecй a actuar asн tambiйn en otros lugares. Siempre mejoraba mi actuaciуn. Bбsicamente, consistнa en esto: si habнa algo malo lo ignoraba, y al mismo tiempo trataba de disimularlo. Esta ъltima oraciуn resume lo que sucediу en mi matrimonio.

Conocн a Kenneth junto a la piscina de mi apartamento a los veinte aсos. Estaba bronceado, y era muy apuesto. El hecho de que, poco despuйs de conocerme, tuviese suficiente interйs como para querer vivir conmigo me hizo sentir que nos esperaba un gran futuro. Ademбs, йl era tan alegre como yo, asн que pensй que tenнamos todos los ingredientes para ser felices juntos.

Kenneth era un poco impreciso, un poco indeciso con respecto a su carrera, sobre lo que querнa hacer con su vida, y en ese aspecto le di mucho aliento. Estaba seguro de que lo estaba ayudando a florecer, que le daba apoyo y la direcciуn que necesitaba. Yo tomй todas las decisiones que nos concernнan como pareja desde el comienzo, pero aъn asн, йl hacнa lo que querнa. Me sentнa fuerte y йl se sentнa libre de apoyarse en mн. Creo que era exactamente lo que ambos necesitбbamos.

Hacнa tres o cuatro meses que vivнamos juntos cuando una vieja amiga suya del trabajo lo llamу a casa. Se e sorprendiу mucho al enterarse de que yo estuviera viviendo con Kenneth. Me dijo que йl nunca le habнa mencionado que anduviera con alguien, aunque la veнa al menos dos o tres veces por semana en el trabajo. Todo esto saliу a la luz cuando ella trataba de disculparse por haber llamado. Bueno, eso me conmocionу un poco, e interroguй a Kenneth al respecto. Me dijo que no le habнa parecido importante contбrselo. Recuerdo el miedo y el dolor que sentн entonces, pero sуlo me sentн asн por un momento. Luego ocultй esos sentimientos y me mostrй muy intelectual. Veнa sуlo dos opciones: podнa pelear con йl o dejar pasar la cuestiуn sin esperar que йl viera las cosas a mi modo. Elegн la segunda, sin dudarlo, y bromeй sobre el asunto. Me habнa prometido a mн misma que nunca, jamбs, pelearнa como lo habнan hecho mis padres. De hecho, la idea de enfadarme literalmente me daba nбuseas. Dado que, de niсa, habнa estado tan ocupada entreteniendo a todos, evitaba sentir emociones fuertes. A esa altura las discusiones violentas me asustaban de verdad, me hacнan perder el equilibrio. Ademбs, me gustaba mantener las cosas en calma, por eso aceptй lo que me decнa Kenneth y sepultй mis dudas con respecto a la sinceridad de su compromiso conmigo. Nos casamos unos meses despuйs.

Doce aсos mбs tarde, por sugerencia de una amiga del trabajo, me encontrй un dнa en el consultorio de una terapeuta. Yo pensaba que aъn tenнa control sobre mi vida, pero mi amiga habнa dicho que estaba preocupada por mн e insistiу en que consultara a un especialista.

Kenneth y yo habнamos estado casados esos doce aсos y yo creнa que habнamos sido muy felices, pero ahora estбbamos separados por iniciativa mнa. La terapeuta me interrogу. їQuй habнa salido mal? Hablй de muchas cosas distintas, y en medio de mi divagaciуn mencionй que йl no volvнa a casa por las noches, al principio una o dos veces por semana, luego tres o cuatro por semana y, finalmente, durante los ъltimos cinco aсos, seis de cada siete noches. Finalmente le dije que parecнa que en realidad йl deseaba estar en otra parte, asн que tal vez serнa mejor que se mudara.

La terapeuta me preguntу si sabнa dуnde habнa estado йl todas esas noches, y le respondн que no lo sabнa, que nunca se lo habнa preguntado. Recuerdo cuбnto se sorprendiу: “їTodas esas noches en todos esos aсos y nunca se lo preguntу?”. Le dije que no, nunca, que yo pensaba que las parejas casadas tenнan que proporcionarse espacio mutuo. Lo que hacнa, sin embargo, era hablar con йl respecto de que deberнa pasar mбs tiempo con nuestro hijo, Thad. El siempre estaba de acuerdo conmigo, y despuйs se iba de todos modos por la noche y tal vez, de vez en cuando, venнa con nosotros para hacer algo juntos los domingos. Yo preferнa verlo como alguien no muy inteligente, que necesitaba aquellos interminables sermones que yo le daba para mantenerlo un poco en la senda de un buen padre. Nunca pude admitir que йl estaba haciendo exactamente lo que querнa y que yo no podrнa cambiarlo. En realidad, las cosas empeoraron con los aсos, a pesar de lo perfecta que yo trataba de que fuera mi conducta. Durante aquella primera sesiуn, la terapeuta me preguntу quй pensaba yo que habнa estado haciendo Kenneth cuando no estaba en casa. Eso me irritу. Simplemente no querнa pensar en ello, porque si lo hacнa, podrнa lastimarme.

Ahora sй que Kenneth era incapaz de estar con una sola mujer, aunque le gustaba la seguridad de una relaciуn estable. Me habнa dado miles de indicios de ese comportamiento tanto antes del matrimonio como despuйs: en los picnics en grupos, cuando desaparecнa durante horas, o en las fiestas, cuando se ponнa a hablar con alguna mujer y despuйs desaparecнan juntos, sin siquiera pensar en lo que yo estaba haciendo en esas situaciones. Por mi parte yo usaba mi encanto para distraer a la gente de lo que estaba pasando y para demostrar que era digna de ser amada, no alguien de quien un novio o un esposo querrнan alejarse si pudieran.

Me llevу mucho tiempo de terapia poder recordar que el problema en el matrimonio de mis padres tambiйn habнa sido otras mujeres. Sus peleas se habнan debido a que mi padre salнa y no volvнa a casa, y mi madre, si bien no lo decнa directamente, insinuaba que йl le era infiel y luego le regaсaba que nos dejaba de lado. Yo pensaba que ella lo alejaba, y decidн en forma muy conciente que nunca me comportarнa como ella. Por eso me contenнa y siempre sonreнa. Eso fue lo que me llevу a la terapia. Yo seguнa sonriendo el dнa siguiente a aquйl en que mi hijo de nueve aсos tratу de suicidarse. Lo dejй pasar como un chiste, y eso fue lo que alarmу realmente a mi amiga del trabajo. Yo habнa tenido por mucho tiempo la convicciуn de que si me mostraba agradable y nunca me enfadaba, todo saldrнa bien.

El hecho de ver a Kenneth como alguien no muy inteligente tambiйn ayudу. Yo lo sermoneaba y trataba de organizar su vida, lo que para йl quizб fuera un precio bajo a cambio de tener a alguien que cocinara y limpiara mientras йl hacнa exactamente lo que querнa, sin preguntas de por medio.

Era tal la intensidad con que negaba que algo anduviera mal que no pude dejar de hacerlo hasta que busquй ayuda. Mi hijo era sumamente infeliz, y yo simplemente me resistнa a admitirlo. Trataba de hablar con йl para convencerlo de que todo estaba bien, bromeaba al respecto, lo que tal vez lo hacнa sentirse peor. Tambiйn me rehusaba a admitir que algo andaba mal ante la gente que nos conocнa. Kenneth estuvo fuera de casa por seis meses y yo seguнa sin decirle a nadie que estбbamos separados, lo que tambiйn hacнa las cosas mбs difнciles para mi hijo. El tambiйn tenнa que guardar el secreto y ocultar el dolor que sentнa con todo eso. Como yo no querнa hablar del tema con nadie, tampoco dejaba que йl lo hiciera. No veнa con cuбnta desesperaciуn йl necesitaba revelar el secreto. La terapeuta realmente me impulsу a empezar a decir a la gente que mi matrimonio perfecto habнa terminado. Me costу muchнsimo admitirlo. Creo que el intento de suicidio de Thad fue simplemente su manera de decir: “ЎOigan todos! ЎSн hay algo que anda mal!”:

Bueno, ahora nos va mejor. Thad y yo seguimos en terapia juntos y por separado, aprendiendo a hablarnos y a sentir lo que sentimos. En mi terapia ha habido una regla que me prohнbe hacer bromas sobre cualquier cosa que surja durante la sesiуn. Me resulta muy difнcil renunciar a esa defensa y sentir lo que me sucede cuando lo hago, pero lo estoy haciendo mucho mejor. Cuando tengo alguna cita a veces pienso cуmo me necesita este hombre o aquйl para enderezar algunos pequeсos detalles de su vida, pero sй que no debo pensar en eso por mucho tiempo. Ъltimamente, los ъnicos chistes que me permiten hacer en la terapia son algunas referencias muy ocasionales a esos breves impulsos enfermizos de “ayudar”. Me hace sentir bien reнr de lo enfermiza que ha sido esa conducta, en lugar de reнr para disimular todo lo que ha estado mal.

Al principio, Connie utilizу el humor para distraerse a sн misma y a sus padres de la amenazadora realidad de su realidad inestable. Empleando todo su encanto y su astucia, podнa desviar la atenciуn de ellos hacia ella y detener asн las peleas, al menos en forma temporaria. Cada vez que ocurrнa eso, ella hacнa las veces de pegamento que unнa a aquellos dos combatientes, asumiendo toda la responsabilidad que implicaba ese papel. Esas interacciones generaron su necesidad de controlar a los demбs a fin de sentirse a salvo, y ella ejercнa ese control distrayйndolos con el humor. Aprendiу a ser sumamente sensible a las seсales de ira y hostilidad en aquellos que la rodeaban, y a desviar tales expresiones con alguna ocurrencia oportuna o una sonrisa que los desarmaba.

Connie tenнa una doble causa para negar sus sentimientos: primero, la idea de la potencial ruptura entre sus padres la asustaba demasiado como para soportarla; y en segundo lugar, cualquier emociуn por su parte sуlo lograrнa empeorar la situaciуn. Pronto, llegу a negar sus sentimientos en forma automбtica, tal como buscaba manipular y controlar automбticamente a quienes la rodeaban. Su alegrнa superficial sin duda alejaba de ella a algunas personas, pero otros, como Kenneth, que no tenнan deseos de relacionarse mбs que en un nivel superficial, se sentнan atraнdos por ese estilo.

El hecho de que Connie pudiera vivir durante aсos con un hombre que desaparecнa horas enteras con creciente frecuencia, y que finalmente comenzу a desaparecer todas las noches, sin preguntarle jamбs sobre sus actividades o su paradero durante esas ausencias, es una medida de su gran capacidad para la negaciуn y del miedo igualmente intenso y subyacente. Connie no querнa saber, no querнa pelear ni enfrentarse y, mбs que nada, no querнa volver a sentir el terror de su niсez. Con la disensiуn todo su mundo se desmoronarнa.

Fue muy difнcil que Connie accediera a un proceso terapйutico que exigнa renunciar a su defensa principal: el humor. Era como si alguien le pidiera que dejara re respirara; en algъn nivel ella estaba segura de que no sobrevivirнa sin йl. E l ruego desesperado de su hijo para que ambos comenzaran a enfrentar la dolorosa realidad de la situaciуn apenas atravesу las fuertes defensas de Connie. Ella estaba fuera de contacto con la realidad, casi hasta el punto de estar realmente loca, y durante mucho tiempo en la terapia insistiу en hablar solamente de los problemas de Thad, negando que ella tambiйn tuviera los suyos. Como siempre habнa sido la “fuerte”, no estaba dispuesta a abandonar esa posiciуn sin pelear. Pero poco a poco, a medida que se volviу mбs dispuesta a experimentar el pбnico que afloraba a la superficie cuando no recurrнa a los chistes, comenzу a sentirse mбs a salvo. Connie aprendiу que como adulta, tenнa a su disposiciуn mecanismos mucho mбs saludables que los que tanto habнa usado desde la niсez. Comenzу a cuestionar, a enfrentar, a expresarse, a hacer saber sus necesidades. Aprendiу a ser mбs sincera de lo que habнa sido en muchos, muchos aсos, consigo misma y con los demбs. Y finalmente pudo recuperar el buen humor, que ahora incluнa el reнrse sanamente de sн misma.

 

 

PAM: treinta y seis aсos; divorciada dos veces, madre de dos varones adolescentes.

 

Crecн en un hogar infeliz y tenso. Mi padre habнa abandonado a mi madre antes de que yo naciera, y ella se convirtiу en lo que a mн me parecнa una “madre soltera”. Nadie que yo conociera tenнa padres divorciados, y en el lugar donde vivнamos –una ciudad de clase media en los aсos 50- nos hacнan sentir como la rareza que йramos.

Yo estudiaba mucho en la escuela y era una niсa muy bonita, por eso los maestros me tenнan cariсo. Eso me ayudу mucho. Al menos en los estudios podнa tener йxito. Lleguй a ser la alumna perfecta: saquй las mejores calificaciones en toda la escuela primaria. AL comenzar la secundaria la presiуn aumentу tanto que ya no podнa concentrarme, por eso mis calificaciones comenzaron a bajar, aunque nunca me atrevн a fallar mucho. Siempre tuve la sensaciуn de que mi madre estaba decepcionada conmigo, y temнa avergonzarla.

Mi madre trabajaba mucho como secretaria para mantenernos, y ahora me doy cuenta de que estaba exhausta todo el tiempo. Tambiйn tenнa mucho orgullo, y una profunda vergьenza, creo, por estar divorciada. Se sentнa muy incуmoda cuando otros niсos venнan a nuestra casa. Йramos pobres; nos costaba llegar a fin de mes, y sin embargo tenнamos una enorme necesidad de guardar las apariencias. Bueno, era mбs fбcil hacerlo si la gente nunca veнa dуnde vivнamos, por eso nuestra casa no era un lugar muy hospitalario, por no decir algo peor. Cuando mis amigas me invitaron a pasar la noche en su casa, mi madre me decнa: “En realidad no quieren que vayas”. Lo hacнa en parte porque no querнa tener que devolverles el favor e invitarlas a nuestra casa, pero claro que por entonces yo no sabнa eso; yo creнa en lo que ella me decнa: que yo no era alguien con quien la gente quisiera estar.

Crecн creyendo que habнa algo muy malo en mн. No estaba segura de lo que era, pero tenнa que ver con el hecho de no ser aceptable ni digna de cariсo. En casa no habнa amor, solo deber. Lo peor era que nunca podнamos hablar de la mentira que estбbamos viviendo; cuando estбbamos afuera tratбbamos de parecer mejores de lo que йramos: mбs felices, mбs adinerados, mбs exitosos. La presiуn para hacerlo era muy intensa, pero prбcticamente tбcita. Y yo nunca sentнa que podнa hacerlo bien. Tenнa mucho miedo de que en cualquier momento se descubriera que yo no era tan buena como todos los demбs. Si bien sabнa vestirme bien y me iba bien en los estudios, siempre me sentн un fraude. Por dentro, sabнa que estaba llena de defectos. S i la gente me tenнa cariсo era porque los estaba engaсando. Si me conocieran bien, se alejarнan.

Supongo que el hecho de crecer sin padre empeorу las cosas, porque nunca aprendн a relacionarme con los varones en forma recнproca. Eran animales exуticos, temibles y fascinantes al mismo tiempo. Mi madre nunca me hablу mucho de mi padre, pero lo poco que decнa me hacнa sentir que no habнa motivos para enorgullecerse de йl, asн que yo no hacнa preguntas; tenнa miedo de lo que pudiera enterarme. A ella no le agradaban mucho los hombres, e insinuaba que bбsicamente eran peligrosos, egoнstas, y que no habнa que confiar en ellos. Pero yo no podнa evitarlo; me parecнan fascinantes, empezando por lis niсitos del jardнn de infantes en mi primer dнa de escuela. YO buscaba con ansia lo que faltaba en mi vida, pero no sabнa quй era. Supongo que anhelaba tener una relaciуn estrecha con alguien, dar afecto y recibirlo. Sabнa que los hombres y las mujeres, maridos y esposas, debнan amarse, pero mi madre me decнa, en forma sutil y no tan sutil, que los hombres no hacнan felices a las mujeres, que las hacнan desdichadas, y que lo hacнan abandonбndolas, fugбndose con la mejor amiga de ellas o traicionбndolas de alguna manera. Йsa era la clase de historias que yo oнa de mi madre cuando estaba creciendo. Tal vez decidн muy joven que encontrarнa a alguien que no se marchara, que no pudiera marcharse; quizбs alguien a quien nadie mбs quisiera. Despuйs creo que olvidй que habнa tomado esa decisiуn. Simplemente actuaba de acuerdo con ella.

En aquel tiempo nunca habrнa podido expresarlo con palabras, pero la ъnica forma en que yo sabнa estar con alguien, especialmente con un varуn, era si йl me necesitaba. Entonces no me dejarнa, porque yo lo ayudarнa y йl estarнa agradecido.

No es sorprendente que mi primer novio haya sido un invбlido. Habнa tenido un accidente automovilнstico y se habнa roto la espalda. Usaba soportes ortopйdicos en las piernas y caminaba con muletas de acero. Por las noches, yo rogaba a Dios que me dejara invбlida a mн en vez que a йl. Нbamos juntos a los bailes y yo me quedaba sentada a su lado toda la noche. Ahora bien, era un muchacho agradable y cualquier chica habrнa disfrutado el hecho de estar con йl sуlo por su compaснa. Pero yo otro motivo. Estaba con йl porque era seguro; como yo le estaba haciendo un favor, no me rechazarнa ni me lastimarнa. Era como tener una pуliza de seguros contra el dolor. Realmente estaba loca por ese muchacho, pero ahora sй que lo elegн porque, como yo, tenнa algo malo. Su defecto saltaba a la vista, entonces yo podнa estar cуmoda sintiendo todo ese dolor y esa lбstima por йl. Fue, sin duda, mi novio mбs sano. Despuйs de йl vinieron delincuentes juveniles, malos alumnos...todos perdedores.

A los diecisiete aсos conocн a mi primer esposo. Йl tenнa problemas en la escuela y estaba por abandonar los estudios. Sus padres estaban divorciados pero seguнan peleando. ЎEn comparaciуn con esos antecedentes, los mнos parecнan buenos! Podнa calmarme, un poco, sentir menos vergьenza y por supuesto, mucha pena por йl. Era todo un rebelde, pero yo pensaba que eso se debнa a que nadie lo habнa entendido antes que yo.

Ademбs, yo tenнa por lo menos veinte puntos mбs de conciente intelectual que йl. Y yo necesitaba esa ventaja. Necesitй eso y mucho mбs para siquiera empezar a creer que yo estaba a su misma altura y que no me dejarнa por alguien mejor.

Toda mi relaciуn con йl –y estuvimos casados doce aсos- consistiу en rehusarme a aceptar lo que era йl y tratar de convertirlo en lo que yo pensaba que debнa ser. Estaba segura de que serнa mucho mбs feliz y se sentirнa mucho mejor consigo mismo si tan sуlo me permitiera mostrarle cуmo habнa que criar a nuestros hijos, cуmo dirigir su empresa, cуmo relacionarse con su familia. Yo habнa continuado mis estudios y me especializaba, naturalmente en psicologнa. Mi propia vida estaba tan fuera de control, tan infeliz, y allн estaba yo, estudiando cуmo cuidar a los demбs. Para ser justa conmigo misma, en realidad lo que buscaba eran respuestas, pero creнa que la clave de mi felicidad residнa en hacer que йl cambiara. Era obvio que necesitaba mi ayuda. No pagaba sus cuentas ni sus impuestos. Hacнa promesas, a mн y a los niсos, que no cumplнa. Irritaba a sus clientes, que me llamaban a mн para quejarse de que йl no habнa cumplido con los trabajaos que habнa empezado para ellos.

No pude dejarlo hasta que al fin vi quiйn era йl en realidad, en lugar de quiйn querнa yo que fuese. Pasй los ъltimos tres meses de mi matrimonio simplemente observando; no dбndole aquellos interminables sermones mнos, sino simplemente callada y observando. Entonces comprendн que no podнa vivir con quien era йl en realidad. Todo el tiempo, habнa estado esperando poder amar al hombre maravilloso en quien yo creнa que se transformarнa con mi ayuda. Lo ъnico que me mantuvo en todos esos aсos fue mi esperanza de que cambiara.

Sin embargo, aъn no tenнa en claro que yo tenнa un patrуn de elegir a hombres que, en mi opiniуn, no estaban bien asн sino que los veнa como si necesitaran mi ayuda. Sуlo lleguй a advertir eso despuйs de muchas relaciones mбs con hombres imposibles: uno era adicto a la “hierba”; otro era homosexual; otro era impotente, y otro con quien finalmente tuve una larga relaciуn, supuestamente tenнa un matrimonio muy infeliz. Cuando esa relaciуn terminу (en forma desastrosa) no podнa seguir pensando que todo se debнa a la mala suerte. Sabнa que yo debнa de tener algo que ver en lo que me habнa ocurrido.

Para entonces ya tenнa mi tнtulo de psicуloga, y toda mi vida giraba alrededor del hecho de ayudar a la gente. Ahora sй que mi campo estб lleno de gente cono yo, que se pasan el dнa ayudando a otros y aъn sienten la necesidad de “ayudar” en sus relaciones personales. Todo mi mйtodo de relacionarme con mis hijos consistнa en recordar cosas, alentarlos, darles instrucciones y preocuparme por ellos. Eso era todo lo que yo conocнa del amor: tratar de ayudar a la gente y de preocuparme por ellos. No tenнa la menor idea de aceptar a los demбs tal como eran, tal vez porque nunca me habнa aceptado a mн misma.

Entonces la vida me hizo un gran favor. Todo se desmoronу para mн. Cuando terminу mi romance con el hombre casado, mis dos hijos tenнan problemas con la ley, y mi salud estaba completamente agotada. Ya no podнa seguir cuidando a todos los demбs. Fue el agente judicial que vigilaba a mi hijo quien me dijo que era mejor que empezara a cuidar de mн misma. Y de alguna manera logrй hacerle caso. Despuйs de todos esos aсos en psicologнa, fue йl quien finalmente me convenciу. Fue necesario que toda mi vida se derrumbara a mi alrededor para hacer que me examinara a mн misma y a la profundidad del odio que sentнa por mн.

Una de las cosas mбs difнciles que tuve que enfrentar fue el hecho de que mi madre en realidad no habнa deseado la responsabilidad de criarme: no me habнa querido y punto. Ahora, como adulta, puedo entender lo duro que debiу ser para ella. Pero todos esos mensajes que ella me daba acerca de que los demбs no querнan estar conmigo...en realidad se estaba describiendo a sн misma. Y de niсa yo lo sabнa en algъn nivel, pero no podнa enfrentarlo, supongo, asн que lo ignoraba. Muy pronto comencй a ignorar muchas cosas. No me permitнa oнr crнticas que ella me arrojaba constantemente o lo mucho que se enfadaba si yo me divertнa. Era demasiado amenazador permitirme experimentar toda la hostilidad que ella dirigнa hacia mн, por eso dejй de sentir, dejй de reaccionar, y dediquй todas mis energнas a ser buena y a ayudar a los demбs. Mientras trabajaba con los problemas de otros, nunca tenнa tiempo para prestarme atenciуn, para sentir mi propio dolor.

Fue difнcil para mi orgullo, pero ingresй a un grupo de autoayuda formado por mujeres que tenнan problemas similares con los hombres. Era la clase de grupo que, en general, yo dirigнa profesionalmente, y allн estaba yo, como una humilde participante. Si bien mi ego se resintiу, ese grupo me ayudу a ver mi necesidad de manejar y controlar a los demбs, y me ayudу a dejar de hacerlo. Comencй a curarme por dentro. En lugar de ocuparme de los demбs, al fin estaba ocupбndome de mн misma. Y tenнa mucho trabajo para hacer. ЎUna vez que empecй a concentrarme en tratar de dejar de “arreglar” a todos los que conocнa, prбcticamente tuve que dejar de hablar! Hacнa mucho tiempo que todo lo que decнa habнa sido para “ayudar”. Para mн fue una conmociуn tremenda oнr la medida en que yo manejaba y controlaba. La alteraciуn de mi conducta incluso habнa cambiado radicalmente mi trabajo profesional. Soy mucho mбs capaz de estar con los pacientes para darles apoyo mientras ellos solucionan sus problemas. Antes, sentнa una enorme responsabilidad de arreglarlos. Ahora es mбs importante el hecho de entenderlos.

Pasу un tiempo, y conocн a un hombre agradable. Realmente no habнa nada malo en йl. Al principio me sentнa incуmoda, aprendiendo a estar con йl en lugar de tratar de rehacerlo por completo. Despuйs de todo, esa habнa sido mi manera de relacionarme con la gente. Pero aprendн a no hacer nada mбs que ser yo misma, y parece dar resultado. Siento como si mi vida estuviera empezando a tener sentido. Y sigo asistiendo a las reuniones del grupo para no caer en mis viejas costumbres otra vez. A veces todo en mн aъn quiere dirigir el espectбculo, pero sй que ya no debo ceder a esa necesidad.

 







ЧТО ПРОИСХОДИТ, КОГДА МЫ ССОРИМСЯ Не понимая различий, существующих между мужчинами и женщинами, очень легко довести дело до ссоры...

Что делать, если нет взаимности? А теперь спустимся с небес на землю. Приземлились? Продолжаем разговор...

ЧТО И КАК ПИСАЛИ О МОДЕ В ЖУРНАЛАХ НАЧАЛА XX ВЕКА Первый номер журнала «Аполлон» за 1909 г. начинался, по сути, с программного заявления редакции журнала...

ЧТО ТАКОЕ УВЕРЕННОЕ ПОВЕДЕНИЕ В МЕЖЛИЧНОСТНЫХ ОТНОШЕНИЯХ? Исторически существует три основных модели различий, существующих между...





Не нашли то, что искали? Воспользуйтесь поиском гугл на сайте:


©2015- 2024 zdamsam.ru Размещенные материалы защищены законодательством РФ.