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Cuando una adicciуn alimenta a otra





 

Hay mucho dolor en la vida y quizбs el ъnico dolor que se puede evitar es el que proviene de intentar evitar el dolor.

R.D. Laing

 

En el peor de los casos, las mujeres que amamos demasiado somos adictas a las relaciones, hombreadictas intoxicadas de dolor, miedo y anhelo. Como si eso no fuera suficiente, es posible que los hombres no sean lo ъnico a lo que estamos enganchadas. A fin de bloquear nuestros sentimientos mas profundos de la niсez, algunas tambiйn hemos desarrollado dependencias de sustancias adictivas. En nuestra juventud o, mas tarde, en la edad adulta, quizбs hemos comenzado a abusar del alcohol o de otras drogas o, lo que es mas tнpico en las mujeres que amamos demasiado, de la comida. Hemos comido en exceso o escasamente, o ambas cosas, para olvidar la realidad, para distraernos y para insensibilizarnos al vasto vacнo emocional que hay en lo profundo e nuestro ser.

No todas las mujeres que aman demasiado tambiйn comen o beben demasiado o abusan de las drogas, pero para aquellas que si lo hacemos, nuestra recuperaciуn a la adicciуn a las relaciones debe ir de la mano de nuestra recuperaciуn de la adicciуn a la sustancia de la que abusamos. He aquн la razуn: cuanto mas dependemos del alcohol, las drogas, o la comida, mas culpa, vergьenza, miedo y odio por nosotras mismas sentimos. Cada vez mas solas y aisladas, es posible que nos desesperemos por el consuelo que parece prometer una relaciуn con un hombre. Como nos sentimos pйsimamente con nosotras mismas, queremos un hombre que nos haga sentir mejor. Como no podemos querernos, necesitamos que йl nos convenza de que somos dignas de ser amadas. Incluso nos decimos que con el hombre adecuado no necesitaremos tanta comida tanto alcohol o tantas drogas. Utilizamos las relaciones de la misma manera en que utilizamos nuestra sustancia adictiva: para alejar el dolor. Cuando una relaciуn nos falla, recurrimos con mayor frenesн a la sustancia de la que hemos abusado, nuevamente en busca de alivio. Se crea un circulo vicioso cuando la dependencia fнsica con respecto a una sustancia se ve exacerbada por la tensiуn de una relaciуn daсina, y los sentimientos caуticos engendrados por la adicciуn fнsica, intensifican la dependencia emocional con respecto a una relaciуn. Utilizamos el hecho de estar sin un hombre o de estar con un hombre inapropiado para explicar y excusar nuestra adicciуn fнsica. A la inversa, nuestro uso continuo de la sustancia adictiva nos permite tolerar nuestra relaciуn daсina insensibilizбndonos al dolor y quitбndonos la motivaciуn necesaria para cambiar. Culpamos a una por la otra. Utilizamos una para enfrentar la otra. Y cada vez nos volvemos mas dependientes de ambas.

Mientras estamos empeсadas en huir de nosotras mismas y evitar nuestro dolor, seguimos enfermas. Cuanto mas tratamos y cuantas mas vнas de escape buscamos, mas nos enfermamos al combinar adicciones con obsesiones. A la larga descubrimos que nuestras soluciones se han convertido en nuestros problemas mas graves. Al necesitar mucho alivio y no encontrarlo, a veces podemos empezar a enloquecer un poco.

 

- Estoy aquн porque me enviу mi abogado, - Brenda casi susurraba al hacer esta confesiуn en ocasiуn nuestra primera cita -. Yo …. Yo …. Bueno, tomй algunas cosas y me atraparon, y a йl le pareciу una buena idea que consultara a un profesional…. –prosiguiу en tono de conspiraciуn-, que darнa una mejor impresiуn cuando vuelva al Juzgado, si ellos creen que estoy consultando a alguien para analizar mis problemas.

Apenas tuve tiempo de asentir antes de que ella prosiguiera de prisa.

- Excepto que, bueno ya no creo tener ningъn problema. Tomй un par de cosas de una pequeсa farmacia y olvidй pagarlas. Es horrible que piensen que las robй, pero en realidad fue un descuido. Lo peor de todo es la vergьenza. Pero yo no tengo verdaderos problemas, no como algunas personas.

Brenda me estaba presentando uno de los desafнos mas difнciles del trabajo de consejera: una paciente que no tiene motivaciуn suficiente para buscar ayuda, que incluso niega necesitar ayuda y, sin embargo, esta en el consultorio, enviada por otra persona que cree que el asesoramiento la beneficiarнa.

Mientras ella conversaba sin cesar, me encontrй sin prestar atenciуn a aquel torrente de palabras. En cambio, estudiaba a la mujer en si. Era alta, de por lo menos un metro ochenta y delgada como una modelo: pesarнa como mбximo cincuenta y dos kilos. Llevaba un vestido elegante pero sencillo, de seda color coral profundo, acentuado con joyas de marfil y oro. Con su cabello rubio color miel y sus ojos verde mar deberнa haber sido una belleza, pero faltaba algo. Tenia el entrecejo crуnicamente fruncido, lo que creaba una profunda arruga vertical entre sus cejas. Contenнa mucho el aliento y las aletas de su nariz se abrнan constantemente. Y su cabello, si bien cuidadosamente cortado y peinado, estaba seco y quebradizo. Tenia la piel cetrina y con aspecto de papel a pesar de su atractivo bronceado. Su boca habrнa sido ancha y llena, pero ella apretaba los labios constantemente, lo que los hacia parecer finos y leves. Cuando sonreнa, era como si corriera cuidadosamente una cortina sobre sus dientes, y cuando hablaba se mordнa los labios con frecuencia. Comencй a sospechar que practicaba vуmitos autoinducidos junto con su apetito insaciable –bulimia- y/o auto inaniciуn –anorexia-, debido a la calidad de su piel y de su cabello, ademбs de su extrema delgadez.

Las mujeres que sufren desordenes alimenticios tambiйn tienen con frecuencia episodios de robo compulsivo, de modo que esa era otra pista. Yo tenia fuertes sospechas de que era coalcohуlica. En mi experiencia profesional, casi todas las mujeres que he visto con desordenes alimenticios eran hijas de un alcohуlico, de dos alcohуlicos –especialmente las mujeres que practican la bulimia- o de un alcohуlico y una persona que come por compulsiуn. Los que comen por compulsiуn a menudo se casan con alcohуlicos, y viceversa, lo cual no resulta sorprendente dado que muchas mujeres que comen por compulsiуn son hijas de alcohуlicos, y las hijas de alcohуlicos tienden a casarse con alcohуlicos. La persona que come por compulsiуn esta decidida a controlar su comida, su cuerpo y a su pareja con la fuerza de su voluntad. A Brenda y a mi os esperaba mucho trabajo.

-Hбblame de ti- le pedн con la mayor suavidad posible, aunque sabia lo que sobrevendrнa.

Como era de esperar, la mayor parte de lo que procediу a decirme aquel primer dнa eran mentiras: que estaba bien, que era feliz, que no sabia que habнa sucedido en la farmacia, que no podнa recordarlo en absoluto, que nunca antes habнa robado nada. Luego dijo que su abogado era muy bueno, como yo obviamente lo era, y que no querнa que nadie mas se enterara de aquel incidente, porque nadie mas lo entenderнa como la hacнamos su abogado y yo. El halago estaba calculado para que yo me confabulara con ella en que en realidad no pasaba nada malo, para que la apoyara en su mito de que el arresto era un error, una pequeсa broma inconveniente del destino y nada mas.

Por fortuna, habнa bastante tiempo entre la primera consulta y el momento en que finalmente se fallarнa en su caso, y como ella sabia que yo estaba en contacto con su abogado siguiу tratando de ser una “buena paciente”. Asistiу a todas las sesiones, y despuйs de un tiempo, poco a poco, empezу a mostrarse mas sincera, a su pesar. Cuando eso sucediу, ella experimento el alivio que sobreviene al dejar de vivir una mentira. Pronto, estaba en terapia tanto por ella misma como por el efecto que eso podrнa tener sobre el juez que oyera el caso. Cuando la sentenciaron (seis meses suspendida y restituciуn total, mas cuarenta horas de trabajo comunitario que cumpliу en el Club de Jуvenes local) estaba trabajando para ser sincera con la misma intensidad con que antes habнa trabajado para disimular quien era y quй hacia.

La verdadera historia de Brenda, que al principio revelу con mucha vacilaciуn y cautela, comenzу a emerger durante nuestra tercera sesiуn. Parecнa muy cansada y ojerosa, y cuando se lo comentй admitiу que esa semana le habнa costado dormir. Le preguntй quй habнa provocado eso.

Primero culpу al juicio venidero, pero esa explicaciуn no parecнa totalmente cierta, de modo que insistн.

- Hay alguna otra cosa que te preocupe esta semana? Brenda espero un momento, mordiйndose los labios con decisiуn, avanzando sistemбticamente desde el labio superior hasta el inferior y viceversa. Luego dijo abruptamente:

- Pedн a mi esposo que se marchara, finalmente, y ahora deseo no haberlo hecho. No puedo dormir, no puedo trabajar, soy una pila de nervios. Odiaba lo que йl estaba haciendo, andando en forma tan evidente con esa chica de su trabajo, pero seguir sin йl es mas difнcil que aguantar todo aquello. Ahora no sй quй hacer, y me pregunto si, de todos modos, no habrнa sido mi culpa/ El siempre decнa que lo era, que yo era demasiado frнa y distante, que no era suficientemente mujer para йl. Y creo que tenia razуn. Yo me enfadaba y me apartaba mucho, pero era por todas sus criticas. Siempre le decнa: “Si quieres que sea cбlida contigo, tienes que tratarme como si yo te gustara y decirme cosas bonitas, en lugar de decirme lo horrible o tonta o poco atractiva que soy”.

Entonces, de inmediato, Brenda se asustу, levanto las cejas mas aun y comenzу a desestimar todo lo que acababa de revelar. Agitando sus manos bien cuidadas, dijo:

-En realidad, no estamos separados; solo estamos tomбndonos un tiempo lejos el uno del otro. Y Rudy no me critica tanto; creo que en realidad me lo merezco. A veces vuelvo del trabajo cansada y no quiero cocinar, especialmente porque a йl no le gusta lo que cocino. Le gusta tanto lo que cocina su madre que deja la mesa y se va a casa de su madre y no vuelve hasta las dos de la maсana. Simplemente no tengo ganas de esforzarme tanto por hacerlo feliz cuando, de todos modos, no da resultado. Muchas mujeres la pasan peor.

- Quй hace йl hasta las dos? No puede estar todo ese tiempo en casa de su madre – cuestionй.

- Ni siquiera deseo saberlo. Supongo que sale con su amiguita. Pero no me importa. Prefiero que me deje sola. Muchas veces quiere pelear pero finalmente llega a casa, y fue mбs por eso (que me dejaba tan cansada para trabajar al dнa siguiente) que por su romance que al fin le pedн que se marchara.

Habнa allн una mujer decidida a no sentir ni revelar sus emociones. El hecho de que estas casi gritaban para hacerse oнr solo la llevaba a crear mas situaciones difнciles en su vida para sofocarlas.

Despuйs de nuestra tercera sesiуn llame a su abogado y le dije que insistiera cuidadosamente a Brenda sobre la importancia de que siguiera en terapia conmigo. Yo iba a arriesgarme con ella y no querнa perderla. Al comienzo de nuestra cuarta sesiуn, arremetн.

- Hбblame de ti y la comida, Brenda – le pedн con la mayor amabilidad posible.

Sus ojos verdes se dilataron con alarma, su piel cetrina perdiу mas color aun, y ella se retrajo visiblemente. Luego esos ojos se estrecharon y Brenda sonriу para desarmarme.

- A que te refieres? Es una pregunta tonta!

Le dije lo que veнa en su aspecto que me habнa alertado y le hable de la etiologнa de los desordenes alimenticios. El hecho de identificarla como una enfermedad compartida por muchas mujeres ayudo a Brenda a colocar su conducta compulsiva en una mejor perspectiva. No me llevу tanto tiempo como habнa temido hacerla hablar.

La historia de Brenda era larga y complicada, y le llevу bastante tiempo separar la realidad de su necesidad de distorsionar, disimular y fingir. Se habнa vuelto tan experta en aparentar que se habнa atrapado en su propia telaraсa de mentiras. Se habнa esforzado por perfeccionar una imagen a presentar al mundo exterior, una imagen que enmascarara su miedo, su soledad, y el terrible vacнo interior. Le costу mucho evaluar su situaciуn para poder dar los pasos necesarios para satisfacer sus propias necesidades. Y esa necesidad era la razуn por la que robaba, comнa, vomitaba, intentando desesperadamente cubrir todos sus movimientos.

La madre de Brenda tambiйn comнa por compulsiуn y, de acuerdo a lo que Brenda podнa recordar, siempre habнa estado muy excedida de peso. Su padre, un hombre delgado, fuerte y enйrgico, que desde mucho tiempo atrбs rechazaba el aspecto y la excentricidad religiosa de su esposa, durante aсos habнa burlado sus promesas matrimoniales. Nadie en la familia dudaba de que fuera infiel, y nadie hablaba nunca del tema. Sabнan que era una cosa pero admitнan que era otra, una violaciуn del acuerdo tбcito de la familia: lo que no reconocemos en voz alta no existe para nosotros como familia y, por lo tanto, no puede lastimarnos. Era una regla que Brenda aplicaba con vigor a su propia vida. Si no admitнa que pasaba algo malo, entonces asн era. Los problemas no existнan a menos que los expresara con palabras. No es de extraсarse que se aferrara con tanta tenacidad a las mismas mentiras e invenciones que la estaban destruyendo. Y tampoco es de extraсarse que le costara tanto estar en terapia.

Brenda creciу delgada como su padre, y con un inmenso alivio de saber que podнa comer mucho sin engordar como su madre. A los quince aсos su cuerpo comenzу a revelar de pronto los efectos de la enorme cantidad de comida que ingerнa. A los dieciocho aсos pesaba 108 kilos, y estaba mas desesperada e infeliz que nunca. Ahora papб decнa cosas desagradables a aquella muchacha que habнa sido su hija favorita. Le decнa que, despuйs de todo, estaba resultando como su madre. Claro que йl no habrнa dicho esas cosas si no hubiese estado bebiendo, pero el hecho era que en ese entonces bebнa la mayor parte del tiempo, aun cuando estaba en casa, lo cual no ocurrнa con mucha frecuencia. Mamб no dejaba de rezar y de alabar al Seсor, y papб no dejaba de beber y de tener aventuras, y Brenda seguнa comiendo, tratando de no sentir el pбnico que crecнa en su interior.

La primera vez que estuvo lejos de su casa como estudiante universitaria, y echando mucho de menos a la misma madre y al mismo padre a quienes tambiйn censuraba, hizo un increнble descubrimiento. Sola en su habitaciуn, en medio de una comilona, descubriу que podнa vomitar casi todo lo que habнa comido sin verse castigada por su enorme consumo de comida aumentando de peso. Ponto estuvo tan fascinada por el control que ahora sentнa sobre su peso que comenzу a ayunar, y a vomitar todo lo que comнa. Estaba pasando de la etapa bulнmica de su desorden alimenticio compulsivo a la etapa anorйxica.

En los siguientes aсos Brenda tuvo repetidos accesos de obesidad intercalados con una extrema delgadez. Lo que nunca experimento en ese tiempo fue un solo dнa sin su obsesiуn por la comida. Cada maсana despertaba con la esperanza de que ese dнa fuera diferente del anterior, y cada noche se acostaba decidida a ser “normal” al dнa siguiente, y a menudo despertaba a mitad de la noche lista para otra comilona. Brenda no entendнa realmente lo que le ocurrнa. No sabia que tenia un desorden alimenticio, con tanta frecuencia presente en hijas de alcohуlicos y en los hijos de quienes comen por obsesiуn. No comprendнa que tanto ella, como su madre sufrнan de una alergia-adicciуn a ciertas comidas, principalmente a los carbohidratos refinados, que formaba un paralelo casi exacto con la alergia-adicciуn de su padre al alcohol. Ninguno de ellos podнa ingerir una cantidad pequeснsima de su sustancia adictiva sin desatar un intenso deseo de ingerir mas y mas. Y al igual que la relaciуn de su padre con el alcohol, la relaciуn de Brenda con la comida – y especialmente con los alimentos dulces horneados – consistнa en una larga y dilatada batalla por controlar la sustancia que, en cambio, la controlaba a ella.

Brenda siguiу practicando el vomito autoinducido durante aсos despuйs de haberlo “inventado” en la universidad. Su aislamiento y su sigilo fueron cada vez mas extremos, y en muchos aspectos esta conducta se veнa alentada tanto por su familia como por su enfermedad. La familia de Brenda no querнa recibir ninguna noticia suya a la que no pudieran responder: “Que bien querida!”. No habнa sitio para el dolor, el miedo, la soledad, la honestidad; no habнa sitio para la verdad sobre ella misma o sobre su vida. Como ellos siempre eludнan la verdad, era implнcito que ella tambiйn debнa eludirla, en lugar de perturbar la calma. Con sus padres como cуmplices mudos, Brenda se hundiу mas en la mentira que era su vida, segura de que si se las ingeniaba para verse bien por fuera, todo estarнa bien –o, al menos, tranquilo- por dentro.

Aun cuando su aspecto estuviera bajo control durante periodos prolongados, no se podнa ignorar el torbellino interior. Aunque Brenda hacia todo lo que podнa para lucir bien –ropa diseсada por modistos de alta costura, junto con la ultima moda en maquillaje y peinados-, no bastaba para apaciguar su miedo, para llenar su vacнo. En parte debido a todas las emociones que ella se rehusaba a reconocer y en parte por la devastaciуn que su malnutriciуn autoimpuesta estaba produciendo en su cerebro, el estado mental de Brenda era confuso, ansioso, mуrbido y obsesivo.

Tratando de liberarse de ese torbellino interior, Brenda, al seguir el patrуn de su madre, buscу solaz en un grupo religioso fanбtico que se reunнa en la universidad. Fue en ese circulo donde, en su ultimo aсo de estudios, conociу a su futuro esposo, Rudy, una especie de ganador insospechado que la fascinу mas aun por su misterio. Brenda estaba acostumbrada a los secretos, y йl tenнa muchos. En las historias que contaba y los nombres que mencionada habнa insinuaciones de que habнa estado involucrado en actividades clandestinas relacionadas con la corrida de apuestas y nъmeros en la ciudad de Nueva Jersey donde habнa nacido. Aludiу vagamente a grandes sumas de dinero que habнa ganado y gastado, automуviles y mujeres resplandecientes, clubes nocturnos, bebidas y drogas. Y ahora allн estaba, metamorfoseado en un estudiante serio que vivнa en el terreno de una formal universidad del medio oeste, activo en un grupo religioso para jуvenes, luego de dejar atrбs su dudoso pasado en busca de algo mejor. El hecho de que incluso habнa interrumpido la comunicaciуn con su familia implicaba que se habнa marchado de prisa y bajo coacciуn, pero Brenda estaba tan impresionada con su pasado oscuro y misterioso y con sus intentos, en apariencia sinceros, de cambiar, que no tenia necesidad de pedir explicaciones detalladas de sus andanzas pasadas. Despuйs de todo, ella tambiйn tenia sus secretos.

Entonces, esas dos personas que fingнan ser lo que no eran –йl, un delincuente disfrazado de niсo cantor; ella, una mujer que comнa por compulsiуn disfrazada de figurнn de modas- naturalmente se enamoraron, con una ilusiуn proyectada recнprocamente. El hecho de que alguien amara lo que ella simulaba ser, sellу el destino de Brenda. Ahora tendrнa que persistir con el engaсo, y mas de cerca. Mбs presiуn, mas tensiуn, mas necesidad de comer, vomitar, esconderse.

La abstinencia de Rudy de los cigarrillos, el alcohol y las drogas duro hasta que se enterу de que su familia se habнa mudado a California. Aparentemente decidiу que, con suficiente distancia geogrбfica entre йl y su pasado, podrнa volver sin peligro a su familia y a sus viejas costumbres, y йl y su nueva esposa Brenda se marcharon hacia el oeste.

Casi en el mismo instante en que atravesaron la primera frontera su personalidad comenzу a alterarse, a revertir a lo que habнa sido antes de que Brenda lo conociera. El camuflaje de Brenda durу mas tiempo, hasta que ella y Rudy comenzaron a vivir con los padres de йl. Con tanta gente en la casa, no podнa continuar con sus vуmitos autoinducidos. Si bien sus comilonas eran mas difнciles de disimular, estas cobraron impulso bajo la tensiуn de aquellas circunstancias, y Brenda comenzу a engordar. En poco tiempo, aumentу veinte kilos, y la bella esposa rubia de Rudy desapareciу en los pliegues matronales del cuerpo cada vez mas gordo de Brenda. Rudy, que se sentнa estafado y furioso, la dejaba en casa mientras йl salнa a beber, y en busca de alguien cuyo aspecto complementara el suyo como una vez lo habнa hecho el de Brenda. Desesperada, ella comнa mas que nunca, al tiempo que se prometнa a ella misma y a Rudy que lo ъnico que necesitaba era una casa para ellos solos y que asн podrнa volver a adelgazar. Cuando finalmente tuvieron su propia casa, Brenda comenzу a bajar de peso en forma tan precipitada como habнa aumentado, pero Rudy rara vez estaba en casa para notarlo. Ella quedу embarazada, y cuatro meses mas tarde tuvo un aborto sola, mientras Rudy pasaba la noche en otro lugar.

Brenda estaba segura de que todo lo que ocurrнa era por su culpa. El hombre que una vez habнa sido sano y feliz y que habнa compartido sus principios y sus creencias era ahora otra persona, alguien a quien ella no conocнa y que no le agradaba. Discutнan por el comportamiento de йl y por las quejas de ella. Brenda trataba de no fastidiarle, con la esperanza de que cambiara su conducta. No lo hizo. Brenda no estaba gorda como su madre, y aun asн йl tenia aventuras como su padre. Sentнa pбnico por su incapacidad de poner orden en su vida.

Brenda habнa robado cuando era adolescente, no con sus amigos en un asalto compartido al botнn del mundo adulto, sino sola, en secreto, y rara vez usaba o conservaba las cosas que robaba. Luego, en su matrimonio infeliz con Rudy, comenzу a robar otra vez, como una forma simbуlica de quitar al mundo aquello que no le era dado: amor, apoyo, comprensiуn y aceptaciуn. Pero sus robos solamente la aislaban mas aun, le proporcionaban otro secreto para guardar, otra fuente de vergьenza y culpa. Mientras tanto, su aspecto exterior volvнa a convertirse en su mayor defensa para evitar que la vieran tal cual era: una persona temerosa, vacнa y solitaria. Una vez mas estaba delgada, y tenia un empleo principalmente para poder comprar la ropa cara que ansiaba. Hizo algunos trabajos como modelo, con la esperanza de que Rudy se sintiera orgulloso de ella. Mientras йl se jactaba de su esposa, la modelo, nunca se molestaba en ir a verla caminar por una sola pasarela.

Debido a que Brenda recurrнa a Rudy para obtener aprecio y aprobaciуn, la incapacidad de йl de proporcionarle eso redujo mas aun la autoestima de ella, que ya era tan marginal. Cuanto menos le daba Rudy, mas necesitaba ella que le diera. Brenda se esforzaba por perfeccionar su aspecto, pero sentнa que le faltaba algъn elemento misteriosamente atractivo que todas las mujeres con quienes andaba Rudy parecнan exudar sin esfuerzo. Se presionу para ser delgada, se volviу perfeccionista en el cuidado de la casa, y pronto estuvo totalmente ocupada con sus diversas conductas obsesivo-compulsivas: limpiar, robar, comer, vomitar. Mientras Rudy estaba fuera de la casa, bebiendo y con otras mujeres, Brenda limpiaba la casa a altas horas de la noche, se acostaba con un sentimiento de culpa y fingнa dormir si oнa que el automуvil de Rudy entraba al garaje.

Rudy se quejaba por su minuciosidad en la casa, y con bastante agresividad deshacнa los efectos de la cuidadosa limpieza todas las noches cuando volvнa a la casa, fueses tarde o temprano. El resultado era que Brenda no veнa la hora de que йl se marchara para poder limpiar y acomodar lo que йl habнa desarreglado. Cuando йl salнa por la noche a beber y andar de parranda, ella se sentнa aliviada. Todo se volvнa cada vez mas demencial.

Su arresto en la farmacia fue, sin duda, una bendiciуn, en el sentido de que creу una crisis que la llevу a la terapia, donde empezу a examinar en que se habнa convertido su vida. Hacia mucho tiempo que querнa alejarse de Rudy, no habнa podido abandonar su compulsiуn de reparar la relaciуn perfeccionбndose a si misma. Por irуnico que parezca, cuanto mas completamente se separaba de Rudy, con mas ardor la perseguнa йl: le llevaba flores, la llamaba por telйfono, aparecнa inesperadamente en su lugar de trabajo con entradas para un concierto en una de esas actuaciones, pensaban que ella era una tonta al dejar a un hombre tan enamorado y devoto. Hicieron falta dos reconciliaciones esperanzadas, cada una de ellas seguida por dolorosas rupturas, para que ella aprendiera que Rudy solo querнa lo que no podнa tener. Una vez que vivieron a vivir juntos como marido y mujer, йl pronto reanudу sus aventuras. Durante la segunda ruptura Brenda le dijo que pensaba que йl tenia un problema con la bebida y las drogas. El se dispuso a buscar ayuda para demostrar que no era asн. Durante dos meses estuvo sobrio y limpio. Volvieron a reconciliarse, y en ocasiуn de su primera discusiуn, unos dнas despuйs, йl bebiу y paso la noche fuera. Cuando sucediу eso, Brenda, con la ayuda de la terapia, vio el patrуn en que ambos estaban atrapados. Rudy utilizaba la turbulencia deliberada de su relaciуn con Brenda para disimular y justificar su adicciуn al alcohol, las drogas y las mujeres. Al mismo tiempo, Brenda utilizaba la tremenda tensiуn generada por su relaciуn como excusa para entregarse a su bulimia y a otras conductas compulsiva. Cada uno utilizaba al otro para evitar enfrentarse a si mismo y a sus propias adicciones. Cuando Brenda al fin reconociу eso, pudo abandonar la esperanza de tener un matrimonio feliz.

La recuperaciуn de Brenda implicaba tres elementos muy importantes y necesarios. Permaneciу en terapia, asistiу a grupos para tratar su coalcoholismo de toda la vida, y finalmente, con el alivio que proviene de la rendiciуn, se sumergiу en Gordos Anуnimos, donde recibiу ayuda y apoyo para tratar su desorden alimenticio. Para Brenda, ingresar a G.A. fue el factor mas importante de su recuperaciуn, y al cual se habнa resistido con mas vigor desde el comienzo. Su habito compulsivo de comer, vomitar y matarse de hambre comprendнa su problema mas serio y arraigado, su proceso primario de enfermedad. La obsesiуn por la comida agotaba toda la energнa que necesitaba para lograr cualquier tipo de relaciуn sana consigo misma y con otras personas en su vida. Hasta que pudiera dejar de obsesionarse con su peso, su ingestiуn de comida, las calorнas, las dietas, etc., no podrнa sentir verdaderas emociones con respecto a nada que no fuese la comida, y tampoco podrнa ser sincera consigo misma o con los demбs.

Mientras sus sentimientos estuvieran ahogados por su desorden alimenticio, no podrнa empezar a cuidarse, a tomar decisiones sensatas por si misma, o a vivir realmente su vida. En cambio, la comida era su vida, y en muchos aspectos era la ъnica vida que ella querнa. Por desesperada que fuera su batalla por controlar la comida, era una lucha menos amenazadora que la que enfrentaba consigo misma, con su familia, con su esposo. Si bien habнa fijado limites por ahora respecto de lo que comerнa o no, Brenda nunca habнa impuesto limites para lo que los demбs podнan hacerle o decirle. A fin de recuperarse, tenia que empezar a definir el punto en que terminaban los demбs y comenzaba ella como persona autуnoma. Tambiйn tenia que permitirse enojarse con los demбs, no solo consigo misma, lo cual habнa sido su estado crуnico.

En G.A. Brenda empezу a practicar la sinceridad por primera vez en muchos, muchos aсos. Despuйs de todo, їque sentido tenia mentir sobre su conducta a personas que la entendнan y aceptaban como era y con lo que hacia? A cambio de su sinceridad obtuvo el poder curativo de la aceptaciуn de sus pares. Eso le dio el coraje de trasladar esa honestidad a un circulo mas amplio fuera del programa de G.A., hasta su familia, sus amigos y posibles parejas.

Los grupos de familiares de alcohуlicos la ayudaron a entender las raнces de su problema en su familia de origen y ademбs le dieron herramientas para comprender tanto los desordenes compulsivos de sus padres como la forma en que las enfermedades de estos la habнan afectado. Allн aprendiу a relacionarse con ellos en forma mas sana.

Rudy volviу a casarse en cuanto se completу el divorcio, a pesar de afirmar por telйfono, la noche anterior a su segunda boda, que solo querнa a Brenda. Esa conversaciуn profundizу la comprensiуn de Brenda de la incapacidad de Rudy para cumplir con los compromisos que asumнa, de su necesidad de buscar constantemente una forma de evitar cualquier relaciуn que tuviera. Al igual que el padre de Brenda, era un vagabundo a quien tambiйn le gustaba tener esposa y hogar.

Brenda pronto aprendiу que era necesario que mantuviera una distancia considerable, tanto geogrбfica como emocionalmente entre ella y su familia. Dos visitas a casa, que reactivaron en forma temporaria su sнndrome de comilonas y purgas, le enseсaron que aun no podнa estar con su familia sin recurrir a sus viejas maneras de manejar la tensiуn.

Mantenerse sana se ha convertido en su primera prioridad, pero sigue asombrбndose por lo difнcil que es ese desafнo y por la poca habilidad que posee pare ello. El hecho de llenar su vida con un trabajo agradable, ademбs de nuevas amistades e intereses, ha sido un proceso lento, paso por paso. Como sabia muy poco sobre el hecho de ser feliz, estar cуmoda y en paz, ha tenido que evitar rigurosamente el crear problemas que le permitirнan sentir aquella locura ya conocida.

Brenda sigue asistiendo a sus dos grupos de apoyo y ocasionalmente a sesiones de terapia cuando siente necesidad de hacerlo. Ya no es tan delgada como lo fue una vez, ni tan gorda. Ў“Soy normal”!, exclama riendo de si misma y sabiendo que nunca lo serб. Su desorden alimenticio es una enfermedad de por vida que exige su respeto, aunque ya no ejerce un dominio absoluto sobre su salud ni su cordura.

La recuperaciуn de Brenda sigue siendo algo frбgil. Pasarб mucho tiempo hasta que esa manera nueva y sana de vivir la haga sentir mas cуmoda que la anterior. Podrнa recaer una vez mas en el habito de evitarse a si misma y a sus sentimientos, mediante la comida o a travйs de la obsesiуn con una relaciуn daсina. Como lo sabe, Brenda actъa con los hombres con cautela; nunca acepta una cita que le exigirнa faltar a una reuniуn de alguno de los grupos, por ejemplo. Su recuperaciуn es valiosнsima para ella, y no tiene intenciones de perjudicarla. En sus propias palabras: “Me he acostumbrado a no guardar mas secretos, ya que, en primer lugar, fue por eso que me enfermй. Ahora cuando conozco a un hombre, si me parece que la relaciуn podrнa llegar a algъn lado, siempre le cuento sobre mi enfermedad y la importancia que tienen para mi los programas de Anуnimos. Si йl no soporta saber la verdad sobre mi o es incapaz de comprender, lo considero su problema, no el mнo. Ya no trato de hacer lo imposible para complacer a un hombre. Hoy en dнa mis prioridades son muy diferentes. Mi recuperaciуn esta en primer lugar. De otro modo, no me queda nada que ofrecer a nadie mas”.

 

 

Capнtulo 9

Morir por Amor

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