Сдам Сам

ПОЛЕЗНОЕ


КАТЕГОРИИ







RUTH: veintiocho aсos; casada, madre de dos hijos.





 

Yo sabнa, aun antes de casarnos que Sam tenнa problemas con su rendimiento sexual. Habнamos intentado hacer el amor un par de veces, y nunca habнa funcionado bien, pero ambos lo atribuнamos al hecho de que no estбbamos casados. Compartнamos convicciones religiosas muy fuertes; es mбs, nos reunнamos en las clases nocturnas de un colegio religioso y salimos juntos durante dos aсos antes de tratar de tener relaciones sexuales. En ese momento ya estбbamos comprometidos y habнamos fijado la fecha de la boda, de modo que no nos importу la impotencia de Sam y la adjudicamos a la forma en que Dios nos protegнa del pecado antes de casarnos. Yo pensaba que Sam era un muchacho muy tнmido, y que yo podrнa ayudarlo a superar eso una vez que estuviйramos casados. Ansiaba guiarle a travйs del proceso. Salvo que no fue asн como salieron las cosas.

En nuestra noche de bodas Sam estaba listo, y luego perdiу la erecciуn y me preguntу en voz baja: “їAъn eres virgen?”. Al ver que yo no respondнa enseguida dijo: “No lo creнa”. Se levantу, fue al baсo y cerrу la puerta. Los dos llorбbamos, a ambos lados de aquella puerta. Fue una noche larga y desastrosa, la primera de muchas.

Yo habнa estado comprometida, antes de conocer a Sam, con un hombre que ni siquiera me agradaba mucho, pero una vez me habнa vuelto loca y habнamos tenido relaciones sexuales, y despuйs de eso yo sentн que tenнa que casarme con йl para redimirme. A la larga se cansу de mн y se alejу. Yo seguнa usando su anillo cuando conocн a Sam. Creo que, despuйs de aquella experiencia, yo esperaba seguir cйlibe para siempre, pero Sam era muy bueno y nunca me presionaba para tener relaciones con йl, asн que me sentнa segura y aceptada. Podнa ver que Sam era menos sofisticado y mбs conservador aъn que yo en lo relativo al sexo, y eso me hacнa sentir segura de la situaciуn. Ese hecho, junto con nuestras convicciones religiosas compartidas, me aseguraban que йramos el uno para el otro.

Despuйs de nuestro matrimonio, debido a mi sentimiento de culpa, yo asumн toda la responsabilidad por la curaciуn de la impotencia de Sam. Leн todos los libros que pude encontrara, mientras йl se negaba a leerlos. Conservй todos esos libros, con la esperanza de que los leyera. Mбs tarde me enterй de que sн los habнa leнdo a todos, cuando yo no lo sabнa porque Sam no querнa hablar de eso. Me preguntaba si estaba dispuesta a que fuйramos sуlo amigos, y yo mentнa y decнa que sн. Lo peor para mн no era la falta de sexo en nuestra vida; de todos modos, eso no me importaba mucho. Era mi sentimiento de culpa, de que yo habнa arruinado todo de alguna manera, desde el comienzo mismo.

Algo que yo aъn no habнa probado era la terapia. Le preguntй si irнa. Dijo rotundamente que no. Yo ya estaba obsesionada, con la sensaciуn de que yo lo estaba privando a йl de aquella maravillosa vida sexual que podrнa haber tenido de no haberse casado conmigo. Aъn asн sentнa que quizбs hubiese algo que un terapeuta podrнa decirme y que ayudarнa, algo que los libros habнan omitido. Estaba desesperada por ayudar a Sam. Y aъn lo amaba. Ahora me doy cuenta de que en aquel tiempo gran parte de mi amor era en realidad una combinaciуn de culpa y lбstima, pero tambiйn sentнa un genuino afecto por йl. Era un hombre bueno, dulce y amable.

Bueno, fui a mi primera consulta con una terapeuta que me habнan recomendado en Paternidad Planificada porque tenнa experiencia en sexualidad humana. Yo sуlo estaba allн para ayudar a Sam, y se lo dije. Me respondiу que no podнamos ayudar a Sam puesto que йl no estaba allн, en el consultorio, pero que podнamos trabajar conmigo y con lo que yo sentнa respecto de lo que pasaba y lo que no pasaba entre Sam Y yo. Yo no estaba en absoluto preparada para hablar de mis sentimientos. Ni siquiera sabнa que los tuviera. Durante toda aquella primera consulta, tratй de volver a llevar la conversaciуn hacia Sam, y ella me volvнa a llevar poco a poco hacia mн y mis sentimientos. Era la primera vez que yo veнa mi habilidad para evitarme a mн misma, y mбs que nada porque ella se mostrу tan sincera conmigo decidн volver a verla, aunque no estбbamos trabajando en lo que yo estaba segura de que era el verdadero problema: Sam.

Entre nuestra segunda y tercera sesiуn, tuve un sueсo muy vнvido y perturbador, en el cual me perseguнa y me amenazaba una figura cuya cara yo no podнa ver. Cuando se lo contй a la terapeuta me ayudу a trabajar con ese sueсo hasta que comprendн que esa figura amenazadora era mi padre. Йse fue el primer paso en un largo proceso que finalmente me posibilitу recordar que mi padre habнa abusado sexualmente de mн con frecuencia cuando yo tenнa entre nueve y quince aсos. Yo habнa enterrado por completo ese aspecto de mi vida, y cuando los recuerdos empezaron a regresar pude dejarlos aflorar a mi conciencia muy poco a poco, porque eran sumamente devastadores.

A menudo mi padre salнa por las noches y no volvнa hasta muy tarde. Mi madre, supongo que para castigarlo, cerraba con llave la puerta de su dormitorio. Se suponнa que йl debнa dormir en el sofб, pero despuйs de un tiempo, empezу a venir a mi cama. Йl bromeaba y me amenazaba con que nunca se lo dijera a nadie, y yo nunca lo hice porque sentнa mucha vergьenza. Estaba segura de que lo que ocurrнa entre nosotros era mi culpa. La nuestra era una familia donde nunca se trataban los temas sexuales, pero de alguna manera se comunicaba la actitud general de que el sexo era algo sucio. Yo me sentнa sucia, y no querнa que nadie lo supiera.

A los quince aсos conseguн un empleo y empecй a trabajar por las noches, los fines de semana y en verano. Permanecнa fuera de casa todo el tiempo que podнa, y comprй una cerradura para mi puerta. La primera vez que cerrй con llave, mi padre se quedу allн fuera, dando fuertes golpes en mi puerta. Yo fingн no saber lo que pasaba, y mi madre despertу y le preguntу quй estaba haciendo. Йl respondiу: “ЎRuth ha cerrado su puerta con llave!”, y mi madre dijo: “їY quй? ЎVйte a dormir!”. Eso fue el fin. No hubo preguntas de mi madre. No hubo mбs visitas de mi padre.

Yo habнa necesitado todo el coraje para poner una cerradura en mi puerta. Temнa que no diera resultado y que mi padre entrara y se pusiera furioso porque lo habнa dejado fuera. Pero mбs aъn, yo casi estaba dispuesta a seguir como antes, en lugar de correr el riesgo de que alguien se enterara de lo que habнa estado pasando.

A los diecisiete aсos me marchй a la universidad y conocн al hombre con quien me comprometн a los dieciocho. Yo compartнa un apartamento con otras dos chicas, y una noche trajeron unos amigos a quienes yo no conocнa. Me acostй temprano, mбs que nada para evitar la escena de marihuana que se estaba desarrollando. Si bien prбcticamente todos los estudiantes se burlaban de las reglas estrictas de la escuela sobre la bebida y las drogas, yo nunca me acostumbrй a hacerlo ni a estar cerca cuando alguien lo hacнa. Bueno, mi dormitorio estaba junto al baсo, y ambos estaban al final de un largo corredor. Uno de los sujetos que estaban en la fiesta, mientras buscaba el baсo, entrу por error a mi habitaciуn. Al ver lo que habнa hecho, en lugar de marcharse me preguntу si podнa hablar conmigo. Yo no pude decir que no. Es difнcil explicarlo, pero no pude. Bueno, se sentу al borde de mi cama y empezу a hablarme. Luego me dijo que me diera vuelta para masajearme la espalda. Muy pronto estaba en mi cama, haciйndome el amor. Y fue asн como terminй comprometida con йl. Fumara marihuana o no, creo que era tan conservador como yo, pensaba que el hecho de tener relaciones sexuales implicaba que tenнamos que seguir juntos. Seguimos viйndonos unos cuatro meses hasta que, como dije, se alejу. Poco mбs de un aсo despuйs conocн a Sam. Entonces supuse, porque nunca hablбbamos de sexo, que lo evitбbamos debido a nuestras convicciones religiosas. No me di cuenta de que lo evitбbamos porque ambos estбbamos daсados sexualmente. Me agradaba la sensaciуn de ayudar a Sam, de trabajar duro con йl para vencer nuestro problema a fin de que yo quedara embarazada. Me gustaba ser ъtil, comprensiva, paciente...y controlar. Cualquier cosa menor que ese control absoluto habrнa despertado aquellos viejos sentimientos que me producнa mi padre al acercarse y tocarme durante todas aquellas noches y todos aquellos aсos.

Cuando lo que ocurriу entre mi padre y yo comenzу a salir a la superficie en la terapia, mi terapeuta me instу con vehemencia a asistir a las reuniones de un grupo de autoayuda de mujeres que habнan sido sexualmente abusadas por sus padres. Me resistн durante mucho tiempo pero finalmente accedн. Realmente fue una bendiciуn hacerlo. El hecho de enterarme de que habнa tantas otras mujeres que tenнan experiencias parecidas y, a menudo, mucho peores que la mнa fue tranquilizador y curativo. Varias de aquellas mujeres tambiйn se habнan casado con hombres que tenнan problemas sexuales propios. Esos hombres tambiйn formaban un grupo de autoayuda, y de alguna manera Sam reuniу el coraje para integrarse a ellos.

Los padres de Sam habнan tenido la obsesiуn de criarlo, en sus propias palabras, como “un muchacho limpio y puro”. Si йl tenнa las manos sobre las rodillas en las comidas, le ordenaban mantenerlas sobre la mesa “donde podamos ver lo que estбs haciendo”. Si permanecнa mucho tiempo en el baсo, golpeaban la puerta y gritaban: “їQuй estбs haciendo allн adentro?”. Era constante. Revisaban sus cajones en busca de revistas, y su ropa en busca de manchas. Йl adquiriу tanto temor a tener cualquier sentimiento o experiencia sexual que, a la larga, no podнa tenerlos aunque lo intentara.

Cuando comenzamos a mejorara, en algunos aspectos la vida se volviу mбs difнcil para nosotros como pareja. Yo seguнa teniendo una inmensa capacidad de controlar cada expresiуn de sexualidad en Sam (tal como lo habнan hecho sus padres), porque cualquier agresividad sexual de su parte me resultaba amenazadora. Si йl me buscaba espontбnea- mente yo me retraнa, o me daba vuelta, o me alejaba, o empezaba a hablar o hacнa alguna otra cosa para evitar sus proposiciones. No soportaba que se inclinara sobre mн cuando yo estaba acostada porque me recordaba mucho la manera en que mi padre se me acercaba. Pero su recuperaciуn exigнa que se hiciera cargo por completo de su cuerpo y de sus sentimientos. Yo sentнa que dejar de controlarlo para que pudiera, literalmente, experimentar su propia potencia. Y sin embargo, mi miedo a verme abrumada tambiйn era un problema. Aprendн a decir: “Ahora me estoy asustando”, y Sam respondнa: “їQuй necesitas que haga?”. Por lo general eso bastaba: el solo hecho de saber que a йl le importaban mis sentimientos y me prestaba atenciуn.

Hicimos un trato por el cual nos turnarнamos para estar a cargo de lo que ocurriera entre nosotros sexualmente. Cualquiera de los dos podнa negarse a lo que no le gustara o no quisiera hacer, pero bбsicamente uno de los dos orquestarнa todo el encuentro. Йsa fue una de las mejores ideas que hayamos tenido, porque estaba dirigida a la necesidad de cada uno de nosotros de estar a cargo de nuestro propio cuerpo y de lo que hacнamos con йl sexualmente. Realmente aprendimos a confiar el uno en el otro y a creer que podнamos dar y recibir amor con nuestros cuerpos. Ademбs tenнamos nuestros grupos de apoyo. Los problemas y sentimientos de todos eran tan parecidos que realmente nos ayudaba a ver nuestras luchas en perspectiva. Una noche nuestros dos grupos se reunieron juntos y pasamos la velada hablando de nuestras reacciones personales a las palabras impotente y frigidez. Hubo lбgrimas y risas, y mucha comprensiуn y sensaciуn de compartir. Eso nos quitу gran parte de la vergьenza y el dolor.

Tal vez porque Sam y yo habнamos compartido tanto hasta entonces y nos tenнamos tanta confianza, la parte sexual de nuestra relaciуn comenzу a funcionar. Ahora tenemos dos hermosas hijas y somos muy felices con ellas, con nosotros mismos y el uno con el otro. Soy menos madre para Sam y mбs pareja. Йl es menos pasivo y mбs seguro de sн. No me necesita para mantener en secreto su impotencia, y yo no lo necesito para ser asexual. Ahora tenemos muchas alternativas, Ўy con esa libertad nos elegimos el uno al otro!

La historia de Ruth ilustra otra faceta de la forma en que se manifiestan la negaciуn y la necesidad de controlar. Al igual que tantas mujeres que se obsesionan con los problemas de su pareja, Ruth sabнa con exactitud, antes de su matrimonio con Sam, cuбles eran los problemas de йl. Por lo tanto, no la sorprendiу su incapacidad de funcionar juntos sexualmente. De hecho, ese fracaso era una especie de garantнa de que ella nunca tendrнa que volver a sentirse fuera de control sobre su propia sexualidad. Ella podнa ser la iniciadora, la que estaba en control, en lugar de lo que era para ella su ъnico otro papel en el sexo: la vнctima.

Nuevamente esta pareja tuvo suerte porque la ayuda que recibiу estaba hecha a medida para sus problemas. Para ella, el grupo de apoyo apropiado era el formado para promover la recuperaciуn en las familias donde ha habido incesto. Por fortuna, los esposos de aquellas vнctimas del incesto habнan formado un grupo correspondiente, y en ese clima de comprensiуn, aceptaciуn y experiencia compartida, cada una de estas personas daсadas pudo acercarse con cautela hacia la expresiуn sexual sana.

Para cada una de las mujeres que aparecen en este capнtulo, la recuperaciуn exigiу que ella enfrentara el dolor, pasado y presente, que habнa tratado de evitar. Cuando eran niсas, cada una de ellas habнa desarrollado un estilo para sobrevivir que incluнa la prбctica de la negaciуn y el intento de obtener el control. Mбs tarde, en la adultez, esos estilos perjudicaron a esas mujeres. De hecho, sus defensas eran lo que mбs contribuнan a su dolor.

Para la mujer que ama demasiado, la prбctica de la negaciуn, magnбnimamente expresada como “pasar por alto los defectos de йl” o “mantener una actitud positiva”oculta la forma en que los defectos de йl le permiten ejercer su papel deseado. Cuando el impulso de controlar se disfraza bajo la actitud de “ser ъtil” y “brindar apoyo”, nuevamente lo que se ignora es la propia necesidad de superioridad y poder implнcitos en esta clase de interacciуn.

Es necesario que reconozcamos que la prбctica de la negaciуn y el control, en cualquier forma que se los llame, no conduce a mejorar nuestra vida ni nuestras relaciones. Mбs bien, el mecanismo de la negaciуn nos lleva a relaciones que permiten la representaciуn compulsiva de nuestras viejas luchas, y la necesidad de controlar nos mantiene allн, tratando de cambiar a otra persona en lugar de cambiar nosotras mismas.

Ahora regresemos al cuento de hadas al que nos referimos en el comienzo del capнtulo. Segъn notamos antes, el cuento de La Bella y la Bestia parecerнa ser un vehнculo para perpetuar la creencia de que una mujer tiene el poder de transformar a un hombre si tan sуlo le brinda amor con devociуn. En este nivel de interpretaciуn, el cuento parece defender tanto la negaciуn como el control como mйtodos para lograr la felicidad. La Bella, al amar al temible monstruo sin cuestionamientos (negaciуn9, parece tener el poder de cambiarlo (controlarlo). Esta interpretaciуn parece acertada, porque encaja con los papeles sexuales que dicta nuestra cultura. No obstante, yo sugiero que una interpretaciуn tan simplista equivoca ampliamente el significado de este antiguo cuento de hadas. El hecho de que esta historia perdure no se debe a que refuerza los preceptos y estereotipos de cualquier йpoca. Perdura porque encarna una profunda ley metafнsica, una lecciуn vital sobre cуmo vivir nuestra vida en forma sensata y buena. Es como si la historia contuviera un mapa secreto, el cual, si tenemos la astucia suficiente para descifrarlo y el coraje de seguirlo, nos guiarб a un gran tesoro escondido: nuestra propia felicidad por siempre jamбs.

Entonces, їcuбl es la intenciуn de La Bella y la Bestia? La aceptaciуn. La aceptaciуn es la antнtesis de la negaciуn y el control. Es la voluntad de reconocer cuбl es la realidad y dejarla tal como es, sin necesidad de modificarla. En eso radica una felicidad que surge no de la manipulaciуn de la gente o de las condiciones externas, sino del desarrollo de la paz interior, aъn frente a los desafнos y dificultades.

Recuerde que, en el cuento de hadas, la bella no tiene necesidad de que la Bestia cambiara. Ella lo veнa con realismo, lo aceptaba tal como era y lo apreciaba por sus buenas cualidades. No trataba de convertir a un monstruo en un prнncipe. No decнa: “Serй feliz cuando йl ya no sea un animal”. No le tenнa lбstima por lo que era ni trataba de cambiarlo. Y allн radica la lecciуn. Debido a su actitud de aceptaciуn, la Bestia fue liberada para convertirse en su verdadero yo. El hecho de que su verdadero yo resultara ser un apuesto prнncipe (y una pareja perfecta para la Bella) demuestra simbуlicamente que ella fue recompensada con creces por practicar la aceptaciуn. Su recompensa fue una existencia rica y plena, representada por su vida feliz por siempre jamбs con el prнncipe.

La verdadera aceptaciуn de un individuo tal como es, sin tratar de cambiarlo mediante el aliento, la manipulaciуn o la coacciуn, es una forma muy elevada del amor y, para la mayorнa de nosotros, resulta muy difнcil de practicar. En el fondo de todos nuestros esfuerzos para cambiar a alguien hay un motivo bбsicamente egoнsta, una creencia de que a travйs de este cambio seremos felices. No hay nada malo en desear ser felices, pero colocar la fuente de esa felicidad fuera de nosotros mismos, en las manos de otra persona, significa que evitamos nuestra capacidad y nuestra responsabilidad de modificar nuestra propia vida para bien.

Resulta irуnico, pero esta misma prбctica de la aceptaciуn es lo que permite a otra persona cambiar si asн lo desea. Analicemos cуmo funciona esto. Si la pareja de una mujer tiene un problema de adicciуn al trabajo, por ejemplo, y ella se queja y discute con йl por las largas horas que pasa fuera de casa, їcuбl es el resultado habitual? Йl pasa el mismo tiempo o mбs lejos de ella, pues se siente justificado a hacerlo a fin de escapar de esos lamentos sin fin. En otras palabras, al regaсar, quejarse y tratar de cambiarle, ella en realidad le hace creer que el problema entre ellos no es su adicciуn al trabajo sino la forma en que ella le fastidia; y, en efecto, su compulsiуn de cambiarle puede llegar a ser un factor tan importante para la distancia emocional entre ellos como la compulsiуn de йl al trabajo. En sus esfuerzos `por obligarlo a estar mбs cerca de ella, en realidad lo aleja mбs aъn.

La adicciуn al trabajo es una alteraciуn grave, como lo son todas las conductas compulsivas. Sirve a un propуsito en la vida de su esposo; йste puede ser protegerle de la cercanнa y la intimidad que йl teme e impedir que surjan diversas emociones incуmodas para йl, principalmente la ansiedad y la desesperaciуn. (La adicciуn al trabajo es una de las maneras de evitarse a sн mismos que emplean con frecuencia los hombres que provienen de familias disfuncionales, tal como amar demasiado es uno de los principales medios de prevenciуn utilizados por las mujeres provenientes de ese tipo de familias). El precio que ese hombre paga por esta prevenciуn es una existencia unidimensional que le impide disfrutar gran parte de lo que ofrece la vida. Pero solamente йl puede elegir tomar las medidas necesarias y correr los riesgos que se requieren para que йl cambie. La tarea de su esposa no es enderezar la vida de su marido sino realizar la propia.

La mayorнa de nosotros tenemos la capacidad de ser mucho mбs felices y plenos como individuos de lo que creemos. A menudo, no reclamamos esa felicidad porque creemos que el comportamiento de otra persona nos lo impide. Ignoramos nuestra obligaciуn de desarrollarnos mientras planeamos, maniobramos, y manipulamos para cambiar a otro, y nos enfadamos, nos desalentamos y nos deprimimos cuando nuestros esfuerzos fracasan. El intentar cambiar a otra persona es frustrante y deprimente, pero el ejercer el poder que tenemos para cambiar nuestra propia vida es vivificante.

Para que la esposa de un adicto al trabajo estй libre para vivir una vida plena, haga lo que haga su esposo, debe llegar a creer que el problema de йl no es el suyo, y que no estб en su poder, ni en su deber, ni su derecho cambiarle. Debe aprender a respetar el derecho que tiene йl de ser quien es, aъn cuando ella desee que sea distinto.

Al hacerlo, ella quedarб libre: libre de resentimiento por la inaccesi- bilidad de йl, libre de culpa por no ser capaz de cambiarle, libre de la carga de tratar incansablemente de cambiar lo que no puede. Con menos resentimiento y culpa es probable que ella empiece a sentir mбs afecto hacia йl por las cualidades que sн aprecia.

Cuando ella deje de tratar de cambiarlo y reencauce su energнa al desarrollo de sus propios intereses, experimentarб cierto grado de felicidad y satisfacciуn, sin importar lo que йl haga. A la larga ella quizб descubra que sus objetivos son suficientemente gratificantes y que puede disfrutar una vida plena y satisfactoria sola, sin mucha compaснa de su esposo. O bien, a medida que se vuelva cada vez menos dependiente de йl para su felicidad, ella puede decidir que su compromiso con un hombre ausente no tiene sentido y puede decidir proseguir su vida sin el constreсimiento de un matrimonio insatisfactorio. Ninguno de estos dos caminos es posible, mientras ella necesite que йl cambie para ser feliz. Hasta que lo acepte tal como es, su vida quedarб paralizada, esperando que йl cambie para poder empezar a vivir.

Cuando una mujer que ama demasiado se da por vencida en su cruzada de cambiar al hombre de su vida, entonces йl queda solo para reflexionar en las consecuencias de su propio comportamiento. Como ella ya no estб frustrada ni infeliz, sino que cada vez se entusiasma mбs con la vida, se intensifica el contraste con la existencia de йl. Йl puede elegir luchar por desembarazarse de su obsesiуn y llegar a ser mбs accesible fнsica y emocionalmente. O quizб no. Pero sea lo que fuere lo que йl decida hacer, al aceptar al hombre de su vida exactamente como es, una mujer queda en libertad, de una forma o de otra, para vivir su propia vida...con felicidad por siempre jamбs.

 

Capitulo 8

 







Система охраняемых территорий в США Изучение особо охраняемых природных территорий(ООПТ) США представляет особый интерес по многим причинам...

ЧТО И КАК ПИСАЛИ О МОДЕ В ЖУРНАЛАХ НАЧАЛА XX ВЕКА Первый номер журнала «Аполлон» за 1909 г. начинался, по сути, с программного заявления редакции журнала...

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Живите по правилу: МАЛО ЛИ ЧТО НА СВЕТЕ СУЩЕСТВУЕТ? Я неслучайно подчеркиваю, что место в голове ограничено, а информации вокруг много, и что ваше право...





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