Сдам Сам

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SUZANNAH: veintisйis aсos; divorciada de dos alcohуlicos, hija de una madre emocionalmente dependiente.





Yo estaba en San Francisco, asistiendo a un seminario de entrenamiento de tres dнas para prepararme para los exбmenes y obtener mi licencia de asistente social. En el recreo vespertino del segundo dнa, vi a aquel hombre muy apuesto y cuando pasу por mi lado le dirigн mi mejor sonrisa. Luego me sentй a descansar afuera. El vino hacia mн y me preguntу si irнa a la cafeterнa. Respondн que si, por supuesto, y cuando llegamos dijo con cierta vacilaciуn: “їPuedo comprarte algo?”. Tuve la sensaciуn de que йl no tenнa dinero suficiente, de modo que respondн: “Oh, no, no te molestes”. Entonces me comprй un jugo y regresamos juntos y charlamos el resto del recreo. Nos contamos de dуnde йramos y dуnde trabajбbamos, y йl dijo: “Me gustarнa cenar contigo esta noche”.

Acordamos encontrarnos en Fisherman’s Filharf, y cuando me reunн con йl esa noche parecнa preocupado. Dijo que estaba tratando de decidir si debнa mostrarse romбntico o prбctico, porque apenas tenнa dinero para llevarme en un crucero por la bahнa o bien para cenar. Por supuesto, de inmediato le dije: “Vamos al crucero y yo te llevarй a cenar”. Asн lo hicimos y yo me sentн fuerte e inteligente por haberle posibilitado hacer las dos cosas que querнa.

La bahнa estaba bellнsima. El sol se ponнa y hablamos todo el tiempo. Me contу sobre el miedo que sentнa de estrechar vнnculos con alguien, que en ese momento tenнa una relaciуn desde hacнa aсos, aunque йl sabнa que no era la adecuada para йl. Simplemente la conservaba porque se habнa encariсado con el hijo de seis aсos de aquella mujer y no soportaba la idea de que el niсo creciera sin una figura masculina en su vida. Tambiйn insinuу que tenнa dificultades sexuales con esa mujer, porque ella no lo atraнa tanto.

Bueno, todos mis mecanismos entraron en acciуn. Yo pensaba: “Es un hombre maravilloso que aъn no ha conocido a la mujer apropiada. Es obvio que es tremendamente compasivo y honesto.” No importaba que йl tuviera treinta y siete aсos y que quizб tuviera muchas oportunidades de desarrollar una buena relaciуn. Que tal vez, sуlo tal vez, algo anduviera mal en йl.

El me habнa dado una verdadera lista de sus defectos: impotencia, temor a la intimidad y problemas financieros. Y no hacнa falta ser muy inteligente para ver que tambiйn era bastante pasivo, por su forma de actuar. Pero yo estaba demasiado encantada con la idea de que podrнa ser yo quien cambiara su vida para que lo que йl decнa me ahuyentara.

Fuimos a cenar, y por supuesto, paguй yo. El protestу, diciendo lo mucho que eso lo incomodaba, y yo sуlo le respondн que podнa visitarme y llevarme a cenar para devolverme el favor. Le pareciу una idea estupenda y quiso saber dуnde vivнa, dуnde podrнa hospedarse si venнa a verme, quй oportunidades laborales habнa en mi ciudad. Quince aсos atrбs, йl habнa sido maestro de escuela, y despuйs de muchos cambios de empleo-cada uno de ellos, segъn admitiу, por menos dinero y menor prestigio-ahora trabajaba en una clнnica para pacientes externos donde se brindaba asesoramiento a alcohуlicos.

Bien, eso era perfecto. Yo ya habнa estado involucrada con alcohуlicos y me habнa desgarrado en el proceso, pero allн habнa alguien que no podнa ser alcohуlico puesto que era asesor en el tema, їno es cierto?

Pero mencionу que nuestra mesera, una mujer mayor de voz cascada, le recordaba a su madre, que era alcohуlica, y yo sabнa con quй frecuencia los hijos de alcohуlicos tambiйn desarrollan esa enfermedad.

Sin embargo, no bebiу en toda la noche; sуlo ordenaba agua mineral. Yo prбcticamente ronroneaba, pensando: “Este es el hombre para mн”.

No me importaban todos aquellos cambios de empleo ni el hecho de que, en general las perspectivas de su carrera laboral hubiesen ido cuesta abajo. Eso tenнa que deberse simplemente a la mala suerte.

El parecнa tener mucha mala suerte, y eso lo hacнa mбs atractivo. Sentн pena por йl.

Pasу mucho tiempo diciйndome cuбnto lo atraнa, lo cуmodo que se sentнa conmigo, lo bien que nos complementбbamos. Yo sentнa exactamente lo mismo. Esa noche, cuando nos despedimos, se comportу como un verdadero caballero y yo le di un beso de buenas noches muy cбlido. Me sentнa a salvo; era un hombre que no me presionarнa para llegar al sexo, que sуlo querнa estar conmigo porque disfrutaba mi compaснa. No tomй eso como una seсal de que йl tuviera problemas sexuales, y por ende, tratara de evitar toda esa cuestiуn. Creo que estaba segura de que, ante la oportunidad, yo podrнa solucionar cualquier pequeсa dificultad que tuviera.

El seminario terminу al dнa siguiente, y despuйs hablamos de cuбndo podrнa visitarme. Sugiriу que podrнa venir la semana anterior a sus exбmenes y alojarse en mi apartamento, pero sуlo querнa estudiar mientras estuviese allн. Yo tenнa unos dнas de vacaciones y me pareciу que serнa estupendo tomarlos para entonces, asн podrнa mostrarle la ciudad. Pero no, sus exбmenes eran demasiado importantes. Muy pronto comencй a dejar de lado todo lo que yo querнa hacer y a tratar de que todo fuera perfecto para йl. Tambiйn sentнa cada vez mбs miedo de que no viniera, aъn cuando el hecho de tener a alguien alojado en mi apartamento, estudiando, mientras yo trabajaba todos los dнas no me parecнa muy divertido. Pero yo tenнa la necesidad de que todo saliera bien, y ya me sentнa culpable si йl no era feliz. Ademбs, estaba aquel tremendo desafнo de mantenerlo interesado.

Desde el principio habнa estado tan atraнdo hacia mм que ahora, si se enfriaba, parecerнa que yo lo habнa arruinado todo, por eso me esforzaba tanto por conservar su interйs.

Nos despedimos con las cosas aъn sin arreglar, a pesar de que le presentй un plan tras otro, tratando de solucionar todos los inconvenientes que habнa para su visita. Despuйs que nos despedimos me sentн deprimida, sin saber por quй: sуlo me sentнa mal por no haber sido capaz de solucionarlo todo y hacerlo feliz.

Me llamу la tarde siguiente, lo cual me hizo sentir estupendamente, redimida.

La noche siguiente me llamу a las 10.30 y comenzу a preguntarme quй debнa hacer con su novia actual. Yo no tenнa respuestas para eso y se lo dije. Mi desazуn estaba aumentando mucho. Me sentнa atrapada de alguna manera, sin embargo, por esta vez no seguн una vieja costumbre mнa de tratar de arreglar todo de inmediato. El se puso a gritarme por telйfono y despuйs colgу. Yo quedй estupefacta. Empecй a pensar: “Tal vez sea culpa mнa; no lo ayudй lo suficiente”. Y sentн una necesidad imperiosa de llamarlo y disculparme por haberlo enfadado tanto. Pero recuerde que yo ya habнa estado involucrada con varios alcohуlicos y por eso asistнa con regularidad a las reuniones de familiares de A.A.; de alguna manera ese programa evitу que lo llamara y aceptara toda la culpa. Bueno, pocos minutos despuйs volviу a llamarme y se disculpу por haberme colgado. Luego volviу a hacerme las mismas preguntas, que yo aъn no podнa responder. Volviу a gritarme y a colgarme. Entonces me di cuenta de que habнa estado bebiendo, pero yo aъn sentнa aquella necesidad de llamarlo y tratar de enmendar la situaciуn. Si aquella noche yo hubiese asumido la responsabilidad por йl, hoy quizбs estarнamos juntos, y tiemblo al pensar cуmo serнa eso. Unos dнas despuйs recibн una nota muy amable en la que decнa que no estaba preparado para otra relaciуn; no mencionaba que me habнa gritado ni colgado por telйfono. Eso fue el fin.

Un aсo atrбs, habrнa sido sуlo el comienzo. Era la clase de hombre que siempre me resultу irresistible: apuesto, encantador, un poco necesitado, lejos de haber desarrollado todas sus posibilidades. En las reuniones, cuando alguien menciona cуmo se vio atraнda no por lo que un hombre era, sino por su potencial, nos reнmos mucho, porque todas lo hemos hecho: nos hemos sentido atraнdas por alguien porque estбbamos seguras de que necesitaba nuestra ayuda y nuestro aliento para elevar sus dones al mбximo. Yo conocнa muy bien esos intentos de ayudar, de complacer, de hacer todo el trabajo y asumir toda la responsabilidad por una relaciуn. Lo habнa hecho cuando niсa con mi madre, y mбs tarde con cada uno de mis maridos. Mi madre y yo nunca nos llevamos bien. Ella tuvo muchos hombres en su vida, y cuando habнa uno nuevo no querнa tener que molestarse cuidбndome, por eso me enviaron a un internado. Pero cada vez que un hombre la abandonaba, ella querнa tenerme cerca para que la escuchara llorar y quejarse. Cuando estбbamos juntas, mi trabajo era consolarla y apaciguarla, pero yo nunca podнa hacerlo lo bastante bien para quitarle el dolor, entonces se enojaba conmigo y decнa que en realidad ella no me importaba. Luego aparecнa otro hombre y volvнa a olvidarme por completo. Claro que crecн tratando de ayudar a la gente. Sуlo entonces me sentнa importante o digna cuando era niсa, y habнa desarrollado una necesidad de mejorar cada vez mбs mi desempeсo. Por eso fue una gran victoria para mi cuando finalmente vencн la necesidad de perseguir a un hombre que no tenнa nada que ofrecerme sino la oportunidad de ayudarlo.

 







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